¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¡Wooyoung! ¡Me voy a ir sin ti, por el amor a Dios! - Gritó San con un ceño fruncido y dos maletas a mano, esperando impaciente en la puerta de entrada a que su esposo se le diera la gana de aparecerse para poder irse. - ¡Choi Wooyoung!
— ¡Ya voy, carajo! - Gritó de vuelta mientras bajaba las escaleras, acomodando el bolso en su hombro mientras tomaba las llaves de casa. - Que impaciente, Dios mío. - Reclamó a la vez que se paraba en frente suyo, también con un ceño fruncido.
— Tenemos todo un viaje por delante y una hora específica de check-in en el hotel. - Le explicó mientras avanzaba, saliendo del apartamento y observando a Wooyoung cerrar la puerta, caminando hacia el estacionamiento, guardando ambas maletas en el baúl del auto antes de ingresar al asiento del piloto.
— Ugh, ya sé, no me regañes. - Ingresó al asiento del copiloto y cruzó sus brazos. - Pero me estaba arreglando, quería verme lindo para ti. - Hizo un puchero que al instante fue besado.
— Estás precioso mi amor, aunque arreglado o no, te vería igual de lindo. - Comentó con sus labios aún rozando los ajenos, dejando un último beso antes de apartarse y encender el auto, dejando a un Wooyoung tímido y feliz.
Ambos iban a un pequeño viaje porque sus vacaciones habían comenzado, y sin siquiera hablar, ambos dictaminaron que sería bueno tener un tiempo juntos, optando por visitar la ciudad de Busan, reservando en un hotel frente a la playa para tener vista de ella. Irían en auto desde Seúl, siendo aproximadamente cuatro horas de viaje.
Wooyoung no podrían estar más que feliz, la idea había sido principalmente de San, así que estaba bastante emocionado por su sugerencia de ir a la famosa ciudad de Busan, agarrando su celular para filmar a su marido manejando y publicarlo rápidamente en Instagram para presumir de su guapo esposo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasaron par de horas y mientras miraba a la ventana empezó a divisar la playa, chillando emocionado en cuanto pudo apreciar el mar, habían llegado por fin después de un cansado viaje y de que su culo se entumiera varias veces en el trayecto, repitiendo el nombre de San para que también mirara la arena junto a la agua salada. El mayor solo sonriendo por lo feliz que se veía.
