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Hinako desvío su golpe y con su palma golpeó su pecho dejándolo sin aliento, se agacho esquivando otro golpe del esposo de Amay.

–¡Esto iba a ser fácil, pero ustedes lo complican!.

–Dime como, tu eres quien intimida a Amay. ¿Que clase de esposo hace eso?.

–No lo entenderías.

Kawaki los vio de reojo mientras luchaba con los ayudantes del esposo de Amay, los escuchaba hablar y pelear al mismo tiempo.

–Tuvieron la oportunidad de irse, pero decidieron pelear y ahora debe matarlos a ambos.

–¿Matarnos?. ¡Tu tuviste la oportunidad de irte y dejar a Amay en paz!. Debo detenerte y entregarte a la policía.

Activo su Byakugan y trato de golpear su pecho, pero él detuvo su brazo con facilidad, cosa que la sorprendió.

–¿Que?.

–Tuvieron la oportunidad de irse.

–¡Ah!.

–¡Hinako!.

La rubia recibió un golpe en su rostro que la tiro al suelo, cuando levantó la mirada él se dirigía hacia Amay.

–Complicaste todo, querida Amay. Ahora por tu culpa esos niños morirán.

–Por favor... No... Dame otra oportunidad.

–Lo siento.

Unió sus manos formando varios sellos, Amay cerro sus ojos derramando lágrimas, pero antes de poder recibir algo escucho las quejas de su esposo.

–¡No ganarás tan fácil, idiota!.– Hinako colgaba de su espalda y separaba sus manos –¡No creas que un golpe puede derrotarme!.

–Hinako...

–No se preocupe, señora Amay. No tengo bajo control.– ella sonrío para no preocuparla.

–¡Hinako!.

Ella cayó al suelo por la repentina sacudida, giro sobre su cuerpo esquivando su pierna y volvió a ponerse de pie.

–No toques a Amay.

–Es mi esposa, puedo hacer lo que quiera.

La Uzumaki apretó sus dientes ante sus palabras.

–Una esposa debe tratarse con cariño, ayudarla y protegerla. Si tu no sabes eso entonces no eres un buen esposo.

–Una esposa debe obedecer a su esposo.

–¿Que clase de esposa tienes en tu mente?. Hasta yo sería mejor esposo, pero soy mujer. Pero es lo mismo. ¡Cualquier hombre sería mejor esposo que tu!.

–Haces que pierda mi paciencia, niña. Esto se acabó.

Saco un kunai de su ropa y corrió hacia la rubia, esta imito su acción y ambos hicieron saltar chispas de sus armas.
Se alejaron y volvieron a tener otra pelea de taijutsu, golpes iban y venían, ambos recibían un que otro corte de sus armas.

Amay derrabama lágrimas sin parar, esos niños inocentes iban a morir porque era débil y llorona, pero qué podía hacer, ella no podía sola contra su esposo.

Solo quería protegerlo...

–¡Estilo de fuego: gran bola de fuego!.

Hinako esquivo su jutsu y terminó rodando por el suelo, giro rápidamente al sentir ir hacia ella, detuvo su brazo antes que pudiera clavar su kunai en su cuerpo.

–Solo lo complicas más.

La rubia fue retrocediendo por la repentina fuerza que él poseía, busco a Kawaki con la mirada para pedirle ayuda, pero seguía ocupado con los otros dos.

Mujer problemática [Shikadai Nara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora