Mujer problemática [Shikadai Nara]

018

Aun no podía creerlo, su hermano desaparecía antes de los exámenes chunnin y ahora revelaban que su oponente no era nada menos que Lev.

¡Y pelea primero!.

Los nervios consumían su cuerpo por completo, el sudor cubría su rostro y sus piernas temblaban.

Podían luchar, obvio, pero su intensa mirada en ella la desconcertaba.

–¡Comiencen!.

Paso saliva, saco un kunai de sus armas y miro al chico frente a ella, él solo se quedaba allí.

–Pensé millones de formas para golpearte, soñé con este momento.– hablo primero –Y por fin tengo mi oportunidad.

–¿Que oportunidad?.– se atrevió a preguntar la Uzumaki.

–De acabar contigo.

–¿Q-Que?.

Ella y todos los presentes se sorprendieron ante sus palabras.

–Voy a vengar la muerte de mi abuelo.

–Lev. La venganza no es un camino que debas seguir. Sólo... debes aceptarlo.

–¿Aceptar?. ¡¿Aceptar?!. ¡Como alguien puede aceptar la muerte de un ser querido!. ¡Dime!.

–No lose. Yo solo...

–Admitelo, Hinako. Lo abandonaste, porque eso haces tu. Dejas que los demás hagan el trabajo difícil para después llevarte la gloria.

–¡No fue así!. Él dio su vida por todos y lo sabes. Todos lo recordarán siempre. Hasta yo.

–¡No quiero que lo recuerden!. ¡Lo quiero vivo a mi lado!. ¡Eres una asesina!.

Ella inhaló profundo y exhaló.

–Golpeame.

–¿Que?.

–¿Crees que soy una asesina?. Entonces golpeame, no me voy a defender ni detenerte. Descarga.. toda tu ira en mi.

La respiración de Lev se volvió agitada, corrió hacia la chica quien tenía sus ojos cerrados y lanzó el primero golpe.

Hinako escupió sangre, limpio su labio y volvió a levantar la cabeza, extendió sus brazos dándole camino libre.

–¿De verdad no piensas defenderte?.

–Cuando cometo errores, pago por ellos. Una vez mamá me atrapó escondiendo las verduras entre mi ropa para no comerlas, pase toda la noche comiendo solo eso. Si dices que fue mi culpa que el Sabio pervertido muriera, entonces dejaré que me golpees hasta que te canses.

Él frunció el ceño, no espero otro segundo que lanzó un golpe en su estómago quitando le el aire.
Seguido de otro en su rostro, costillas y pecho, si tenía la oportunidad no iba a detenerse.