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Capítulo 27

Evette y Sophia estuvieron dando un paseo pero se les hizo de noche y Sophia volvió a su cuarto no sin antes decirle a su amiga que se fuera a dormir también, ella no hizo caso y se quedó más tiempo por los pasillos dando vueltas. A Evette le gustaba estar sola para poder disfrutar del silencio y la tranquilidad pero eso se acabó cuando el chico de 7º y sus amigos aparecieron delante de ella. Ellos eran más grandes y lo aprovecharon para no dejar pasar a la chica.

-No deberían estar fuera de noche -dijo Evette.

-Tenía la esperanza de encontrarte, Evette -dijo el chico coqueto.

La rubia estaba nerviosa, no sabía a qué habían ido allí y le gustaba poco puesto que estaba muy débil, apenas podía hacer luz con la varita, no estaría preparada para defenderse y mucho menos sin varita.

-Señorita Marshall, por favor -corrigió Evette-. Soy su profesora.

-Disculpe -el chico sacó una cosa de su bolsillo-. He comprado esto y pensaba dárselo.

Mostró un frasco de poción con un líquido rosa en su interior, Evette supo de inmediato que se trataba de Amortentia y se echó para atrás.

-No y ahora váyanse a la cama.

Los chicos negaron así que ella caminó a un lado, lejos de los tres estudiantes. Los chicos se acercaron y cuando estaban a punto de tocar el brazo de la bruja, unos pasos de escucharon en un lado del pasillo. Snape, como siempre, había aparecido.

-60 puntos menos para Gryffindor. A su sala común, ya.

En su voz se notaba el odio con la que se lo decía, incluso al que le iba a dar la Amortentia a Evette, le había agarrado del cuello de la camisa.

-Antes, deme eso -dijo Snape lentamente.

El chico le dio la poción y se fueron corriendo de allí sin mirar atrás.

-¿Por qué siempre está donde estoy yo? -preguntó Evette-. Tengo la impresión de que me sigue.

Snape se acercó a ella todavía enfadado y sujetó su brazo para luego arrastrarla junto a él.

-Solo causa problemas, allá a donde vaya, siempre le pasa algo y no es capaz de defenderse ni nada en absoluto.

-Espere, por favor.

Un fuerte pinchazo, más fuerte que los anteriores veces, le atravesó el pecho haciendo que el profesor Snape parase y la sujetase por los hombros para que no cayera al suelo. El dolor fue tan fuerte que se le fue la respiración por un momento. Esos pinchazos le daban desde que estaba tan cerca de cumplir los 25, eran como una advertencia de que el tiempo se agotaba y de que su cuerpo se debilitaba con cada día que pasaba. Evette se recuperó y el profesor la soltó.

-No sé qué sigo haciendo en Hogwarts -habló la rubia-. Ya le dije al profesor Dumbledore que no debía volver, no iba a servir de nada tener una ayudante enferma pero me dijo que esperase. No sé a qué quiere que espere, lo único que conseguiré esperando, es morir aquí.

-No sé por qué se lo habrá dicho pero supongo que se sabrá en su momento.

-Supongo -dijo ella cansada con la mano todavía en su pecho.

-La acompaño a su cuarto, no vaya a ser que siga metiéndose en problemas.

Los días iban pasando y Snape no hablaba con Evette, de vez en cuando la miraba pero si ella quería mirarle, él apartaba la mirada. La bruja no entendía el por qué de ese comportamiento y una noche, le buscó, lo encontró pero el profesor se enfadó al verla y rápidamente fue hacia ella.

-Lárguese de aquí, no me hable, no me siga, déjeme en paz.

Snape había agarrado con fuerza el brazo de la joven y ella estaba intentando soltarse.

-Me hace daño -frunció el ceño Evette.

Snape vio como ella miraba la mano de él y lentamente hizo que caminara hasta una pared para después poner su mano en el mentón de la bruja para hacer que le mirase. A Evette le dio un escalofrío al ver esos fríos ojos oscuros que la estaban mirando pasando de los ojos claros de ella a sus labios rosados. 

Él se acercó a ella hasta quedar a centímetros de su boca pero se dirigió a un lado de la joven para susurrarle al oído:

-Si me sigue, se va a decepcionar y yo no le puedo decir nada sin ponerla en peligro porque me tengo que ir.

Snape se quedó unos segundos más así, Evette tenía los labios entreabiertos y para cuando el profesor se hubo ido, ella dejó escapar un suspiro pero no dejó que le afectase, iría detrás de él para saber lo que haría.

Había sido mala idea, ella vio cómo el profesor asesinaba a Dumbledore y antes de que los demás mortífagos la encontrasen, tuvo que salir corriendo del lugar encontrándose con Sophia y Azriel peleando con algunos. Ella estaba claro que no se iba a unir sin poder hacer magia así que se apartó y fue en ese momento cuando vio de nuevo a Snape quien la miró con el ceño fruncido y ella le devolvió la mirada pero esta tenía una de decepción. El profesor apartó la mirada de ella y siguió su camino.

Dora y Lupin tuvieron una conversación que al final el segundo estuvo de acuerdo y Molly aceptó a Fleur como la novia de su hijo Bill. Evette en esos momentos se mantuvo lejos del resto, todos parecían aliviados de estar bien pero a la vez estresados y algunos incluso asustados.

El funeral de Dumbledore ya estaba listo, había muchas personas, incluso Umbridge había ido cosa que enfureció a Harry. La gente del agua cantó en el funeral y muchos dieron un discurso lo que pasa es que Evette no estaba escuchando, se había quedado mirando a Sophia, Azriel y Lydia. El mellizo de la rubia se acercó a ella haciendo muecas.

-Evette, ¿podemos hablar?

-Vale -asintió ella sin mirarle.

-Perdóname, por favor -Azriel agarró las manos de su hermana e hizo una mueca al notar lo frías que estaban-. Tenía miedo de que Lydia tuviera que luchar contra la maldición. Siento haber sido un egoísta, de verdad que lo siento, Sophia me habló y pude comprender lo que estaba haciendo.

-Está bien, me alegro de que te hayas dado cuenta -Evette le dio un apretón a las manos de su hermano.

-No quiero estar peleado contigo si vas a morir, no quiero eso -siguió diciendo triste-. Además, cuando mueras lo voy a sentir y no me apetece si estamos así.

-Az, eres consciente de que el próximo año todo irá mal, ¿verdad? -Evette hizo una pausa-. Eres auror, creo que sería mejor que os fuerais o no sé pero sin decirme nada a mi, por si acaso, dudo que no puedan sacarme información.

-De hecho, hablé con Sophia sobre eso hace unos minutos y nos vamos a ir con Lydia, podrías venir con nosotros y así no sufrirías sola.

-Idos vosotros, yo me voy a quedar en casa, en cuanto esté cerca de los 25, seré un lastre para todos, ya apenas puedo hacer magia -le sonrió Evette tranquilizadoramente-. Pero me alegro de que lo hayamos arreglado, hermanito.

Azriel abrazó a su melliza fuerte y sin querer soltarla, por fin se había dado cuenta de su error, nunca es tarde para eso. Evette estaba contenta de haberlo arreglado con su hermano pero triste porque dentro de poco se tendría que separar de nuevo por lo que aprovechó para pasar el tiempo que fuera necesario con Sophia, Azriel y Lydia.