Capítulo 17

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James? Are you joking?

Tonto del culo que me dejó por rubia teñida: Soy James. Te extraño, osita. Quiero verte.

Avery, Britney —quien ya había regresado de su viaje de trabajo hace unos días—, y yo continuábamos viendo fijamente sin decir palabra la pantalla de mi celular desde que les había mostrado el mensaje que había recibido en la mañana.

—Yo realmente solo estoy sorprendida por el nombre de contacto, la verdad —Avery decidió romper el silencio, la miré mal. ¡Era un nombre muy merecido! Había cambiado su número, pero por lo que decía obviamente sabía quien era.

—Concuerdo —asintió Britney.

—Es el nombre adecuado, chicas. ¡Y pueden centrarse ya, por favor! —me exasperé— ¿Qué hago?

—¿Ignorarle, tal vez? —dijo Britney como si fuera obvio—. Ese tipo te dejó por irse con una muñeca inflable a Italia con una nota. ¡Una nota!

—Lo sé perfectamente —mascullé, resentida.

Recordé lo mucho que había llorado en aquel entonces, tenía a ese idiota en un pedestal cuando éramos novios. Creía que por fin había encontrado a mi amor para toda la vida, a alguien que me amaba incondicionalmente, sin importar físico o clase social. Pero esa burbuja explotó cuando un día me desperté con una estúpida nota suya diciendo que me dejaba por una chica ucraniana que estaba mucho más buena que yo, matando con un cuchillo verbal lo que quedaba de mi ego. De eso hacía ya unos tres años, pero a mi espinita sensible aún le dolía. Y él tenía el coraje de escribirme después de tanto tiempo, es que había que ser muy cabrón.

—Pues yo creo que deberías verle —habló mi mejor amiga, provocando que la mire con el ceño fruncido.

—¿Cómo? —Britney la observó igual.

—Pues sí, deberías ir a verle y darle una bofetada que le reinicie todo el Windows, por gilipollas —dijo seria, y no pude evitarlo, me reí. ¿Reiniciarle todo el Windows? Vaya ideas—, no te rías, Claire, es en serio. Ahora podrás descargar toda la rabia que aún sientes hacia él. 

Debía admitir que uno de mis mayores defectos era que era una persona muy rencorosa, y mis amigas lo sabían, a eso se debía el comentario de Avery.

—Es cierto que lo odio, mucho.

—Ves. Escríbele y dile un lugar para verse, llegas, le das una hostia monumental, y te vas tan a gusto. ¿Me vas a decir que leer osita en su mensaje no te provoca náuseas?

Sí, lo hacía.

—A ver, sí es cierto que deberías cortar lazos con él de una vez por todas —intervino mi prima—, pero no creo que sea una buena idea que lo veas. Tú te anulabas cuando lo veías, era como si no existiese nadie más alrededor. ¿Te crees capaz de verlo y mandarlo a la mierda aún después de lo que te hizo?

—Eso fue hace mucho tiempo —discutió mi mejor amiga—, claro que puede mandarlo a freír espárragos. Es un idiota y ahora lo sabe, ¿verdad, Claire? —me miró, y yo tragué saliva.

—Pues, digo yo que sí.

—Ni siquiera está segura. Sigo pensando que es una mala idea.

—Chicas, jugando a mi ángel y a mi diablo no me están ayudando, ¿no pueden compartir opinión? Al menos para no volverme loca —me pasé la mano por el cabello, suspirando.

Parecía una película, me imaginaba a Britney sobre mi hombro izquierdo con una bata blanca y un aro brillante flotando a unos centímetros de su cabello diciendo que no me precipitara. Y por el otro lado en el hombro derecho, a Avery con un body rojo y unos cuernos diciendo que sí lo hiciera. Me estaban mareando.

Desastrosa SimulaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora