Capítulo Final

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The decision.

—Ya he tomado mi decisión, Avery.

—Claire, no creo que estés pensando con claridad. Es decir, ¿qué probabilidades hay de que realmente J y la banda triunfen? —Avery cuestionó intentando según ella hacerme entrar en razón.

—No me puedo arriesgar a pensar en probabilidades. Además, ellos son muy buenos y capaces, sé que lo lograrán.

Estaba totalmente convencida de que ese disco en el que Rock-foster trabajaba iba a ser un total éxito, y que serían muy reconocidos pronto, solo era cuestión de tiempo.

El tiempo que yo no tendría para estar con J.

—Pero tú amas a J —me dijo como si no lo supiera.

—¡Claro que lo amo, Avery! —me exalté, ella no me estaba ayudando para nada—. ¿Por qué crees que hago esto?

—Claire...

—No te lo dije para que me reproches. Solo necesitaba desahogarme. Solo eso. De haber sabido tu reacción no te lo hubiera contado, no necesito reproches.

—Si no lo amarás no te dijera nada, cariño —intentó persuadirme con voz dulce, en sus ojos veía lástima—. Pero es evidente que estás enamorada de ese hombre. No te puedes hacer esto a ti misma, no se lo puedes hacer a él. 

—Es por él por quien hago esto, y lo sabes bien.

Se lo había repetido —o más bien a mí misma tratando de convencerme— un millón de veces. J valía ese sacrificio y mucho más.

—Pero también sé que te ama, yo misma lo he visto, además Ricco me lo ha dicho, me dijo que nunca nadie le había hecho tan feliz como tú.

—Sé que me ama —admití—. Él me lo ha dicho y me lo demuestra... todos los días —mi voz se quebró—. Por eso debo hacer esto por él, sé que él haría lo mismo por mí si se diera el caso.

—¿Renunciar a ti? No lo creo.

—¡Tú no lo conoces, Avery! —exclamé, e inmediatamente me arrepentí, ella no era la culpable de mi mal humor después de todo. —Lo siento...

—No, está bien, tienes razón —concordó—. No lo conozco lo suficiente, pero no soy ciega para ver como él te mira, como te sonríe, es como si fueras... —trató de encontrar las palabras frunciendo levemente el ceño— su todo.

—No hagas esto más difícil —ignoré por completo sus palabras con punzadas incesantes en el pecho—. Es lo suficientemente duro ya.

—Pero si hablas co...

—No —la corté—. Esto no está a discusión.

—Bien, pero no veré como arruinas lo más lindo que te ha pasado en años. No puedo, lo siento.

Sabía que estaba enojada porque no había tomado en cuenta sus palabras, pero simplemente no podía. Era mi vida. Era la vida de J. Era el sueño de J.

Debes hacerlo.

Lo sé.

Avery se marchó dejándome sola con mis pensamientos. Una vez que escuché la puerta principal ser azotada, me tiré a la cama con desgano. Mi mente aún trabajaba en lo mismo una y otra vez: en mi decisión, y en lo mucho que me arrepentiría. Pero era lo correcto.

Inhalé y exhalé varias veces, y con todo la fuerza que logré reunir marqué el número de J.

No había hablado con él desde que su madre me había visitado —si era que a eso se le podía llamar visita— el día anterior, y francamente necesitaba al menos unas horas más para que no viera mis ojos hinchados y mi cara sonrojada por el llanto. Además, no estaba preparada por verlo. Sabía lo que significaba. Mas tenía que hacerlo. Me había costado demasiado tomar una decisión, pero finalmente me di cuenta de que el sueño de su vida no podía ser arruinado por mi causa, así que decidí terminar con él, aunque me doliera más de lo que alguna vez pude imaginar.

Desastrosa SimulaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora