Capítulo 37

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It had to be said and it was said.

—Bienvenidos a su nueva casa, chicos —les hablé a mis perros.

Sus patitas resonaban en el suelo mientras correteaban por todo el apartamento inspeccionando su nuevo hogar. Ellos seguían regresando a la joyería cada día incluso aunque yo ya no trabajaba ahí, porque antes de ir al refugio de perros siempre pasaba a dejarles su comida. No había sido difícil encontrarlos para traerlos al apartamento. Antes había intentado ingresarlos en el refugio, pero noté que no disfrutaban estar enjaulados así que los dejé ir. 

—Es hermosa, Claire —comentó Avery caminando alrededor, rozándolo todo justo como lo había hecho yo el primer día que vine—. ¿De casualidad J no tendrá algún hermano o primo para presentarme? ¿Uno que también se enamore de mí y me regale un apartamento?

Vi a mi prima negar con la cabeza, solté una risita—. Cabe señalar que J no me lo regaló, estoy pagando por él. Y sí, tiene un hermano —Avery comenzó a subir y bajar las cejas de forma perversa—, que está casado. Y ni siquiera lo conozco.

Al ver como entrecerraba los ojos en mi dirección me eché a reír.

—Eres mala.

—Lo sé —le tiré un beso en plan diva.

—Estás de muy buen humor hoy —Britney señaló. 

—¿Por qué no iba a estarlo?

—No lo sé, hace solo unos días que ocurrió lo de Jam... —noté por donde iba la conversación así que la corté.

—No quiero hablar de eso, ¿vale? Ya pasó, la doctora me confirmó que nada había pasado. Estoy tratando de olvidarlo.

Había ido a visitar a una doctora el día siguiente del incidente, la duda no me dejaba dormir luego de ponerme a pensarlo demasiado. Ella me confirmó que no había indicios de agresión sexual para mi total alivio.

J me había acompañado a la consulta, por alguna razón no se quería separar de mí. Era como si temiera que James se apareciera de repente en la calle y se me lanzara encima. Estuvo tan pegado a mí como sanguijuela a piel durante varios días, y a decir verdad no me quejaba, obviamente disfrutaba su compañía. Pero estaba descuidando sus actividades pendientes por estar conmigo y no podía permitir eso. Tuve que sobornarlo para que me dejara venir al apartamento sola y que él pudiera ir a encontrarse con los chicos, según Ricco tenían que hacer algo muy importante. Solo aceptó cuando le dije que Avery y Britney vendrían conmigo.

—No es algo que simplemente se pueda olvidar, Claire. Debiste denunciarlo.

—¿Denunciarlo por qué exactamente? ¿Por recrear una falsa escena de adulterio? —espeté con sarcasmo. 

Ella suspiró—. O al menos debiste poner una orden de restricción. Si fue capaz de hacer eso, temo que se atreva a más. Y también debiste contárselo a tus padres.

—Solo les daría un disgusto sin necesidad alguna, nada grave pasó.

—Pero pudo haber pasado.

—Solo dejémoslo ya.

—Sí, exacto —Avery intervino—. Déjenlo ya. No hay que arruinar el buen humor de Claire.

—Muy tarde —mascullé.

—¿De llamar a J para poder sacarte una sonrisa? Sé que él es un maestro en eso.

Y sí, eso me hizo sonreír.

—Esa es mi chica, mira que hermosa sonrisa —me habló con voz de bebé a la vez que me cogía los cachetes. Negué con la cabeza, sonriente.

—Sí, perdón, Claire. No debí habértelo recordado, es solo que estoy preocupada por ti —Britney dio un paso adelante.

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