House in Florida.
Incomodidad extrema.
Eran definitivamente las palabras correctas para definir aquel momento. Me encontraba estática, en todo el sentido de la palabra, sentada sobre el regazo de J. Explicando el contexto: estábamos en el auto del antes mencionado camino a la casa de Florida de los padres de Ricco, y este se había empeñado en conducir. En el asiento de copiloto a su lado estaba Wilbert, así que por obvias razones, Dave, Corey, J y yo estábamos un poco —demasiado— apretados en los asientos traseros.
¿Por qué no estaba el impresentable de James con nosotros si era el cumpleaños de su primo? Sencillamente porque no fue invitado, Ricco no quería momentos incómodos entre ninguno de nosotros así que omitió el hecho del viaje, le inventó algo de que tenían un concierto en otra ciudad y que solo había espacio para la banda. Evidentemente, James no tenía ni idea de que pronto sería su cumpleaños ya que nunca fueron primos muy cercanos, así que se lo creyó todo.
Pero volviendo al tema del auto, J mantenía una mano cerca de mi cintura y parecía sereno. Pero por supuesto, yo no lo estaba. Mi corazón latía fuertemente en mis oídos, tragaba saliva cada vez que sentía un pequeño bache y estaba agarrada fuertemente al asiento del conductor. Que Dios se apiadara de mi inocente alma.
—Tengo hambre —se quejó Corey alzando un poco el volumen de su voz, por las bocinas sonaba Wildest Dreams de Taylor Swift.
—Pararemos en una gasolinera a unos minutos de aquí, aguanta un poco —le informó Ricco.
Sentí como J se inclinó un poco hacía delante, susurrándome al oído—. ¿Otra vez pensando en la lista de la compra?
Me ruboricé recordando aquel momento y giré levemente la cabeza hacia el lado izquierdo para que pudiera oírme hablar—: ¿Nunca vas a dejar de burlarte de eso, cierto?
—Puede.
—Ya, me alegra saberlo —ironicé.
—No has dicho una palabra en todo el camino, ¿estás bien?
—¿Por qué siempre que estoy callada me preguntas eso? —elevé una ceja, aunque no pudiera notarlo.
—¿En serio lo preguntas? Eres un lorito —se burló.
Intenté girarme lo más que pude, removiéndome más de lo necesario encima de él, para mirarle mal—. ¡Oye!
—¿Qué? —me sonrió con inocencia—. Es verdad y lo sabes.
—Oigan, chicos, sé que la tentación debe ser mucha pero espérense a que lleguemos a la casa, al menos —se rió Ricco, mirándonos a través del espejo retrovisor.
Me sonrojé más, si eso era posible. Estábamos en una posición un tanto... comprometedora. Mis piernas colgaban de un lado, había torcido lo suficiente el torso para prácticamente quedar cara a cara con él, y había apoyado una mano en su abdomen para poder mantener la posición.
—Tú concéntrate en la carretera, cotilla —le gruñó J.
—Yo solo digo.
Me volví a voltear para regresar a la posición original, y casi pegué un brinco cuando sentí las manos de J en mi cintura.
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Desastrosa Simulación
Romance«¿Serías mi novio falso en una boda?» La pregunta del millón, o más bien la pregunta absurda de Claire Davis. Al verse en apuros debido a una rivalidad familiar, Claire decidió hacerle dicha pregunta a un completo pero atractivo desconocido. Sin em...