La vida de Malia se basa en el surf. Con su equipo los SurfWarriors, llevan ganando dos años seguidos. Pero que pasa cuando un accidente, su vida cambia. Pasará ahora sus tardes trabajando en una tienda de perros. Y su vida con el surf peligra. Pero...
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MALIA
El sonido del despertador rompió el silencio de la mañana. Me apresuré a apagarlo y me estiré en la cama, emocionada por el día que me esperaba: hoy volvería a las olas. Decidida a comenzar el día de la mejor manera, me dirigí al baño para arreglarme.
Con cuidado, seleccioné mi atuendo para el día. Opté por un bañador negro de corte deportivo, cómodo y resistente al agua. Me puse una camiseta de manga corta en tonos vibrantes y una sudadera ligera para cuando saliera del agua.
Una vez lista, bajé a desayunar con mis padres. Aunque todavía mantenía cierta distancia con mi padre debido a las manipulaciones en las competiciones, disfrutaba pasar tiempo con ellos cuando podía. Mi padre estaba inmerso en su nuevo proyecto y mi madre trabajaba en turnos nocturnos como enfermera, por lo que no siempre podíamos desayunar juntos. Aprovechaba cada momento que teníamos en familia.
Una vez terminamos de desayunar, subí a mi habitación para buscar mi tabla de surf. Mi tabla de surf es una obra de arte en sí misma. Tiene un diseño vibrante y único que refleja mi personalidad y mi amor por mi país, Costa Rica. Los colores dominantes son el morado y el blanco, creando un contraste llamativo y elegante.
En el centro de la tabla, justo en medio, hay un detalle especial que siempre me hace sonreír: una flor guaria morada. La guaria morada es una flor emblemática de Costa Rica, hermosa y delicada. Su color morado intenso simboliza la pasión y la determinación, y verla en mi tabla me recuerda constantemente mi conexión con mi tierra natal y mi amor por el surf.
Cada vez que monto mi tabla, siento una conexión profunda con la naturaleza y con la energía que emana de las olas. La flor guaria morada se convierte en mi amuleto, en un recordatorio constante de la belleza que me rodea y de la fuerza que llevo dentro.
Me encanta esa flor y todo lo que representa. Me inspira a superar los obstáculos y a seguir luchando por mis sueños en el mundo del surf. Es un pequeño detalle que tiene un gran significado para mí, y siempre me impulsa a dar lo mejor de mí misma en cada ola que desafío.
Agarré mi tabla con cuidado y salí de casa, sintiendo la brisa matutina en mi rostro. Caminé hacia la playa, con el sonido del mar y el olor salado inundando mis sentidos. Cada paso me acercaba más a mi lugar feliz, el lugar donde me sentía en completa armonía con el océano.
Mientras avanzaba por la arena, observé a otros surfistas disfrutando de las olas, cada uno con su estilo único. Me inspiraba ver su destreza y pasión por el deporte. Me recordaban que aún tenía mucho por aprender y mejorar.
Llegué a mi punto favorito en la playa, donde las olas rompían con fuerza y prometían una buena sesión de surf. Deposité mi tabla en la arena y me senté un momento para observar el paisaje marino, dejando que la tranquilidad y la energía del océano me envolvieran.
