Capitulo 12

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GAEL

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GAEL


Salgo de la tienda de surf con una mezcla de frustración y enojo que parece arder dentro de mí. La propuesta de Malia de aprender en Vibe 9, el mismo lugar donde sufrí mi accidente, ha desatado una furia que no puedo contener. Me siento traicionado, como si ella no comprendiera la gravedad de lo que pasó.

¿Cómo se atreve a pedirme eso? ¿Acaso no vio lo que casi me cuesta? ¿No se da cuenta de que no se trata de confiar en ella, sino de protegerme a mí mismo?

Cada paso que di en mi rehabilitación fue doloroso y difícil. Cada esfuerzo por recuperar mi movilidad fue un recordatorio constante de los peligros que implica el surf. Y ahora Malia parece pensar que todo eso no importa, que simplemente puedo volver a las olas y confiar en ella.

No tiene que demostrar nada a nadie, solo tiene que confiar en sí misma y en sus propias habilidades. Pero parece que no lo entiende.

Mientras paseo por la playa, noto la energía vibrante que emana del mar y de las personas que lo rodean. En la lejanía, veo a Romeo y Alan observando el océano con admiración. Me acerco a ellos y seguimos la mirada hacia el agua, donde Malia está surfeando y realizando maniobras impresionantes.

— ¡Mira a Malia, está surfeando de manera increíble! — Comenta entusiasmado— Está haciendo un trabajo impecable.

Asiento con la cabeza, admirando su habilidad y destreza. Sin embargo, noto que el cielo se está oscureciendo rápidamente y las olas se vuelven más violentas.

—Chicos, esto no parece bueno— comento preocupado— Tiene que salir del agua.

Observamos cómo los socorristas cambian la bandera verde por la roja y tocan el silbato, indicando que las condiciones son peligrosas. La gente en el agua comienza a salir, pero noto que Malia se adentra más en el mar.

— ¿Qué está haciendo? —Habla inquieto— Esto no es bueno.

— ¿Pero qué está intentando? — pregunta confundido.

—No lo sé, pero no me gusta.

La preocupación se apodera de mí. Romeo y Alan actúan rápidamente, lanzándonos chalecos salvavidas y dirigiéndonos hacia una moto de agua.

— ¡Vamos, tenemos que llegar allí lo más rápido posible! — determino.

Nos sumergimos en el agua agitada con la moto y nos acercamos a donde Malia se encuentra. Mi corazón se detiene cuando veo que la ola rompe y Malia desaparece, su tabla volando por el aire. Sin pensarlo, me lanzo al agua y comienzo a buscarla desesperadamente.

— ¡Gael, estás loco! ¿A dónde vas? — grita Alan.

—No puedo dejarla sola. ¡Voy por ella!

Luchamos contra las olas salvajes mientras buscamos a Malia. Finalmente, la veo hundiéndose aún más en el agua. Grito a Alan que siga adelante mientras me sumerjo para rescatarla.

<<Vamos, Malia, no me hagas esto ahora>>

La saco a la superficie y la llevamos a la orilla con la ayuda de Alan y su tabla de surf. Malia tiene una brecha en la frente. La dejo en el suelo y comienzo a realizar la RCP, desesperado por que reaccione. Los murmullos de la gente a mi alrededor solo aumentan la tensión en el aire. Realizo respiración boca a boca y continúo con los masajes cardíacos.

—Vamos, Malia, no me hagas esto ahora— digo angustiado.

De repente, Malia tose y expulsa algo de agua. Respiro aliviado al verla moverse. Todos celebran que esté bien. La ayudo a incorporarse un poco y la miro con incredulidad.

—Malia, ¿por qué lo hiciste? — le pregunto preocupado.

—Porque nada es imposible— explica sonriendo débilmente.

—Casi te juegas la vida para demostrarme algo— le digo incrédulo.

En ese momento, una sola pregunta se forma en mi mente: ¿por qué? Sin embargo, una cosa está clara, ha llegado el momento de buscar esa fuerza interna, de superar mis propios miedos y abrirme a las nuevas oportunidades que el futuro pueda ofrecer. Tal vez sea hora de escribir un nuevo capítulo en mi historia.

SURF FURY. ¡Desafiando las olas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora