Una semana ha pasado desde todos los momentos caóticos en los que me he visto envuelta. Imparto clases en horarios normales, voy de la casa al trabajo y del trabajo a casa, recurrentemente me encuentro con Lucas, Davies no me ha visitado, amo a mis estudiantes y soy feliz, en lo que cabe.
No voy a mentir, odio algunos aspectos de mi vida. Pero, lo que más odio son las reuniones para el proyecto de la ONG. En primer lugar, porque odio las reuniones. En segundo lugar, odio la presencia de Matt, las miradas de Davies y el hastío del doctorcito hacia mí. Parece ser que el único a gusto conmigo es Daven. Es al único al cual tengo la suficiente confianza como para bromear. Los demás están tachados de la lista. Uno por maldito, el otro por diva, y el otro por miedoso. ¡Adivinen quién es quién! Y tercero, todas las ideas falocentristas de estos hombres me tienen harta. No tienen la más mínima idea del mundo femenino, mucho menos de los tabúes que aún existen sobre el sexo en las regiones de Latinoamérica. Es un alivio para mí, que antes de esta locura, Tete me explicara cómo es su cultura y los riesgos que existen cuando se es mujer.
Sí, por ser mujer existen desventajas. Es casi lo mismo en todos los países, pero hay diferentes regiones de este mundo en los cuales se tiene bien arraigado el sentir de la mujer como una moneda de cambio. Tal como fue el caso de Tete. Mi nana tuvo una infancia y adolescencia difícil. Ella venía huyendo de su país, porque una banda de trata de personas la obligaba a prostituirse y la razón fue que su padre la vendió a ellos para poder seguirse emborrachando. Teresa fue vendida por un par de botellas, mi Tete sufrió de abuso sexual desde los 11 años de edad.
A los 16 años quedó embarazada, producto de las múltiples violaciones que sufría todos los días. A los pocos meses, la matrona la hizo abortar. Luego, a los 17 años, se enamoró de un hombre que le juró bajar la galaxia entera y la embarazó. El hombre la compró, como si de una propiedad se tratara, pero no fue el cielo que le prometió. Era un manipulador y golpeador, Tete sufrió de violencia doméstica. En cierta ocasión, como ella me relató, se cansó del maltrato y huyó. Ella quiso buscar una mejor vida para la criatura que llevaba en su vientre, pero en especial, probar la libertad por sí misma. Teresa Concepción Figueroa dio a luz a Lucas Figueroa un 1 de diciembre. Ella afirma que su hijo es lo único bueno que se trajo consigo.
***
Hoy es un martes normal, un martes donde imparto mis clases a media mañana, así que puedo matar el tiempo en la biblioteca de la Universidad. Es donde amo estar para que nadie me moleste. Mis días consisten en pasarme las horas libres en la biblioteca para calificar trabajos, actualizarme a cerca de las nuevas formas de impartir clase, leer libros sobre sexualidad; o como hoy, para terminar de leer libros que dejé a la mitad por trabajar.
La paz no tiene precio, pero sí tiene lugares específicos en dónde encontrarla. Para mí es tan relajante estar en la biblioteca como ir a un día de spa. Pero nada se compara con leer un libro a la orilla de la mar. Ese es el estado Nirvana. ¡Ufff! Ya tengo puesta la mente en otra cosa, pero es que el libro 'Vindicta', de la nueva autora Lizz, me tiene enganchada. Me encanta el misterio, el drama y las peleas; pues este libro lo tiene todo. No sé por qué pero, a mí, las historias de amor todavía me tientan. Y eso que yo no creo en ese invento.
Estoy tan sumida en el capítulo 70, que capto muy bien lo que alguien intenta decirme. Par mí, cuando leo, hay silencio total y si alguien tiene el descaro de hablarme, pues su voz es transmutada en mi mente al simple zumbido de una mosca.
—¡Doctora Zita!— de inmediato cierro la aplicación en mi laptop y quiero fulminar al mortífago que se ha llevado toda mi felicidad.
—Doctor Farouk, es un suplicio verle aquí— una sonrisa de boca cerrada y más fingida que el cabello negro de Ana, hace que el mencionado ponga los ojos en blanco.
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Venus necesita a Cupido
Romance-Me gustas- -Jamás dejé de amarte- -Todavía estás metida en mi mente- -La primera vez que te vi, lo supe... Me enamoré- -Eres la única que calma mi acelerado ritmo cardíaco- Cada una de estas frases se repiten en bucle en mi cerebro. Por cierto, so...