Serendipité|Anthony Bridgerton

23. Say Yes To Heaven (Lana del Rey)

Nadie esperaba tal escándalo por parte del Barón Berbrooke, pero como todos deben saber, los rumores corren rápido, y hay pocas cosas que gusten más en esta sociedad que un buen y desenfrenado acto, como sería, por ejemplo, tener un hijo con una de tus doncellas y negarle a este cualquier derecho. Pero no fue este hecho descabellado lo que tranquilizó a Camille, fue también el saber que Anthony estaba libre de enfrentarse a cualquier duelo, y que Daphne estaba completamente apartada de un matrimonio comprometido, sin amor, y con un hombre de baja honra.

--¿Lo puedes creer? Siempre escuché que Lord Berbrooke era un hombre honrado

Kalet, que se había enterado de la noticia a manos de Lady Bridgerton, no podía creérselo, y menos después del espectáculo que protagonizó días atrás cuando paseaban por Hyde Park, interrumpiendo los momentos que podrían haberse convertido en tratos muy importantes entre diversas parejas, como, por ejemplo, la de la joven Bridgerton y el Duque de Hastings.

--Estaba claro que no tenía modales. ¿O es que acaso nadie se dio cuenta de la manera en que miraba a Daphne? Era absolutamente grotesco, incluso se atrevió a dirigirse a Camille. Afortunadamente, todos reciben su merecido.

--Debería haber estado allí, siento mucho que todo aquello pasara.

--No te disculpes, cariño, el Vizconde Bridgerton actuó como un completo caballero, a pesar de que la culpa de todo esto parecía ser suya...

Murmuró de nuevo su madre, mientras que posaba su mirada en su hija, que sentada sobre uno de los sillones, escuchaba en silencio su conversación. No estaba enfadada, desde luego, pero le gustaría haber podido enterarse antes de que ningún duelo había sido llevado a cabo. Hubiera apreciado poder saber a tiempo que Anthony se encontraba sano y salvo, pues desde aquel día, nadie había oído una sola noticia de la familia Bridgerton. Hubiera querido que él mismo se lo confirmara, y quizá, se encontraba algo molesta por las acciones del chico que la habían tenido en vela hasta entonces. ¿Cómo iba a olvidar aquella jornada?

--Y lo era, madre, pero lo importante es que rectificó a tiempo y asumió sus errores, aunque por supuesto, sigue siendo demasiado impulsivo ¿a quién se le ocurre un duelo? Ni siquiera ha tenido la decencia de comunicar que estaba bien.

No era de extrañar, que de inmediato, toda su familia se girase para mirarla con expresión de asombro. Aquella joven de mirada azul simplemente se encogió de hombros ante sus gestos, no veía nada extraño ni fuera de lugar en sus palabras, al contrario, las expresaba con suma tranquilidad, aunque con rabia contenida, cierto. Por otra parte, aún recordaba el haber sido defendida de aquella manera por el varón, que antepuso la seguridad de la pelirroja a la suya propia, y resultó sumamente amenazante para el caballero, al menos a su parecer. Incluso la forma en que buscó su mano para asegurarse que ella estaba a salvo detrás de él, por Dios... ¿cómo podía gustarle tanto e irritarle de esa manera al mismo tiempo?

--¿Estás bien?

--Perfectamente ¿por qué?

--Estás defendiendo al Vizconde Bridgerton por algo que jamás le habrías perdonado semanas atrás, incluso me atrevería a decir que te preocupas excesivamente por su salud.

--Solamente trato de ser amable con una familia que siempre lo ha sido con nosotros... dime, madre ¿hay algún evento para hoy?

Eso también fue extraño, pues aunque a Camille le gustaba acudir algunos de los bailes, no era ningún misterio que muchos de estos, finalmente, acababan por resultarle terriblemente aburridos, y quienes debían soportar sus quejas no eran otros que sus hermanos, ya bien acostumbrados a esto.