Al día siguiente, mientras Dylan entrenaba, Rachel pasó por la fundación para visitar a Olivia y a las demás, quienes se veían genuinamente felices por ella. Sabían que Rachel ahora tendría su propia familia y poco a poco estaba rehaciendo su vida. Después de la visita, Rachel se dirigió a la academia para bailar un rato. Tyler, siempre atento, aprovechó la oportunidad para grabarla nuevamente. Querían conservar esos videos como recuerdos, pero también como una prueba para Rachel de que podría seguir bailando, incluso con hijos.
Todos en su entorno estaban decididos a ayudar a la pareja a seguir adelante con sus carreras, porque sabían que lo merecían. Rachel sintió un profundo agradecimiento por el apoyo que recibía, y esos momentos en la academia, grabados por Tyler, se convertirían en un testimonio del equilibrio que podía encontrar entre su pasión por el baile y su nueva vida como madre.
—Acéptalo Princess, tu bebé será bailarín—dijo Tyler sonriendo al verla bailar con delicadeza, aunque lógicamente se cansaba muy rápido, pero era increíble verla así.
—Tal vez, Dylan y yo apostamos que nuestro bebé no va a ser ni bailarín ni boxeador—dijo Rachel sonriendo sin dejar de bailar, de hecho parecía disfrutar de la suave melodía, moviéndose por el salón.
—¿En serio?—dijo Tyler sorprendido.
—Claro que sí, es posible, tal vez quiere ser administrador o médico, incluso abogado, son infinidad de opciones—
—Es cierto, de cualquier modo, me alegra mucho que vayas a tener tu propia familia—
—Gracias pacita, la verdad no lo creí posible, pero me siento bien, soy feliz, sé que tengo a mi lado a un hombre que me ama con sinceridad y amará a mi bebé, de igual manera—dijo Rachel sonriendo.
Luego de salir de la academia, Rachel subió a su auto para conducir en dirección al gimnasio donde Dylan estaba entrenando, este se rotaba en los gimnasios de Manhattan para entrenar como tal, pero pasaba por los demás para visitarlos y saber cómo estaban funcionando o si algo fallaba, por suerte eso no pasaba, aun así, Dylan se las arregló para no cruzarse con su papá, porque Dominic se sentía el dueño de todos los gimnasios así que los visitaba para ayudar a las personas que asistían y lógicamente Dylan no iba a detenerlo.
Rachel entró al gimnasio comiendo gomitas ácidas, ese era uno de sus antojos, junto con el helado de vainilla y las zanahorias, tal vez su bebé tenía "instinto de conejito".
—Hola Rachel, maravilloso día. ¿Quieres té?—preguntó Carter sonriendo cuando Rachel llegó al cuadrilátero.
—Hola Carter. No gracias, el té me da náuseas—dijo Rachel sonriendo, acercándose a las cuerdas, donde Dylan se acercó para inclinarse y besar brevemente los labios de su novia.
—¿Cómo te sientes?—preguntó Dylan tiernamente antes de que Rachel le diera una gomita para que la comiera.
—Estoy bien, mi bebé y yo estuvimos bailando un rato—dijo Rachel comiendo más gomitas.
—Me alegra, plumita. ¿Cuántos paquetes de gomitas llevas?—preguntó Dylan apoyándose en las cuerdas para mirar a su novia, la cual paró de masticar.
—Solo uno—dijo Rachel sonriendo, pero Dylan siguió mirándola—Bueno, dos—aclaró Rachel, pero Dylan continuó mirándola—De acuerdo, llevo cuatro, pero son adictivas—se quejó Rachel.
—No discuto eso y entiendo que tienes antojos de gomitas, pero no debes pasarte de dos paquetes—dijo Dylan suavemente.
—Soy débil—dijo Rachel comiendo las gomitas.
—Iremos a almorzar algo sano, que preferiblemente no tenga dulce—dijo Dylan sonriendo antes de volver al centro del ring para continuar entrenando.
—De acuerdo, pero prefiero que me vean comiendo gomitas que zanahorias, Tyler se burla de mí—dijo Rachel indignada.
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What Hides My Hearth 🥊🩰
RomansaDylan Sykes lo tenía todo: talento, fama, y un título de campeón invicto del mundo en el boxeo. Su fuerza en el ring era tan imparable como la determinación de su padre, Dominic, quien había trazado cada paso de su vida. Dominic, un exboxeador con u...