Nosotros contra el mundo

Capítulo 19 : Solo un sueño

Collins viajaba en el patrullero junto con el novato que había sido transferido de Louisville. El chico acababa de salir de la academia, con una esposa y un hijo en camino. Warner estaba bien, pero el niño no dejaba de hablar, nunca . Collins pensó que esto era la venganza de Hopper por el tiempo que se había quedado dormido durante su turno de noche.

“¿Mencioné que es una niña?” preguntó Warner.

Collins resopló pero no dijo nada. Se había emocionado cuando supo que Aurelia estaba embarazada. “Sí…”

“¿Cierto, cierto? Vamos a llamarla Margaret en honor a mi suegra, y porque a Jill le encantan las flores. No veo la hora de que esté aquí. Mi papá vino a visitarnos el fin de semana pasado y nosotros… ya monté la guardería…” se rió. “Aunque dudo que Jill la deje dormir sola. No es que yo quiera eso tampoco… ¿Tienes hijos?”

“Sí, tengo dos niños y dos niñas. Por suerte para mí, dos de ellos están en la universidad y los otros dos casi están allí”, explicó, sintiéndose orgulloso de su descendencia, especialmente de la mayor. “Solo espera hasta que Peggy llegue al dos terribles…”, dijo Collins al hombre más joven que se echó a reír.

“Oh, mi cuñada dijo lo mismo, pero no puedo esperar… Hemos querido a este bebé durante tanto tiempo, así que todo sobre ella es una bendición”, admitió.

“Los niños que se buscan son realmente una bendición”, admitió Collins.

“¿Crees que tu hijo vendrá a la parrillada que organiza el jefe el próximo mes?” se preguntó Collins. “Me gustaría conocerlos. Tienen suerte de tenerte como su papá”, dijo.

Y, oh hombre , si esa declaración no hizo que Collins se sintiera bien, estaba a punto de responder cuando escucharon un anuncio en la radio. “¿Unidades disponibles? 11-80 en State Road 37, repito, 11-80 en State Road 37… 10-54, repito 10-54”. Collins suspiró, pensando en lo que podrían encontrar.

“Adam 3, diez minutos”, dijo Warner por radio. Luego se volvió hacia su compañero. “No mencionaron cuántas muertes…”

“Ya veremos”, dijo el hombre, pisando el acelerador. En menos de diez minutos llegaron al lugar de un auto volcado que aparentemente había sido embestido por un camión. Ya había un par de ambulancias en el lugar y otro automóvil al costado de la carretera con otros policías.

Warner se acercó al oficial que parecía estar manejando la situación. “Diputado Warner y Collins, ¿qué pasó?”

El hombre sacudió su cabeza. “Es horrible. Aparentemente, el camión estaba acelerando y golpeó al otro automóvil de frente. La pareja en ese automóvil se dirigía a Fort Wayne y, afortunadamente, el esposo tenía una radio de corto alcance y pidió ayuda. Había dos adolescentes en el auto y otros tres en la camioneta…”

Mientras Warner inspeccionaba la escena, miró el auto y le pareció familiar… Le pareció demasiado familiar. “Oh Dios… ¡Oh Dios! Collins, mira la matrícula… Mierda, mierda”, dijo el hombre, corriendo de regreso a la patrulla para enviar un mensaje.

Y fue entonces cuando Collins se dio cuenta de lo que había dicho su compañero. “Oh Dios…”

“¿Qué pasó? ¿Conoces al dueño del auto? Eran dos adolescentes…”

“Sí, sí, ese es el auto de los niños del jefe… probablemente su hermana también estaba allí…” comenzó a decir Collins, pero luego pasó la ambulancia. “¿Cómo son?” No pudo terminar su oración.

El hombre frunció el ceño. ”La niña parece estar bien, solo inconsciente… pero el niño quedó atrapado. Tuvimos que cortar la mitad de la puerta para sacarlo. Tenía un trozo de vidrio en el pecho. Sufrió el mayor impacto… . pero no podemos asegurar nada…” Collins asintió, su corazón se hundió.