Marzo.

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Hace un calor de la hostia, ciertamente el cambio climático está cada vez peor.

A estas alturas del año Montevideo ya comienza a tener un poco de frescor, pero no está siendo así.

No suelo tomar buenas decisiones en la vida, normalmente me la estampó contra la pared varias veces antes de acertar, pero este departamento... Di con el número de la lotería, sin dudas.

Desayunar frente a la costa, es una recarga energética. Y me llena de felicidad para el resto del día.

El celular suena, avisando que ha entrado una nueva notificación.

Y deseo que sea él.

"La alarma -enviar presentación de caso- sonará en 5 minutos"

Mi deseo ha quedado pendiente.

Tomo la computadora y redacto el mail para enviar a la agencia de intercambio con copia a el hospital de Barcelona.

Si todo sale bien, y les gusta mi presentación, podría estar viajando a España a mitad de año.

Un mal timing para haberme mudado sola, pero no interesa.

giuliapella: acabo de enviar la presentación para el intercambio. Deseame cosas buenas.

Envío un mensaje a Juan Pablo, que probablemente no lo vea hasta que se desocupe.

Han pasado casi dos meses y medio desde que hablamos fluidamente.

Sospecho, a menudo, que posiblemente hayan hakeado su instagram. ¿Como es posible que lleve hablando dos meses con una desconocida, como si nada?

jpvillamil7: puedo llamarla?

Dudo por un instante, su consulta me lleva desprevenida. Pero nada tengo que perder, al fin y al cabo respondería mis sospechas.

giuliapella: ya me parecía raro que hable así como así con una desconocida.

Jpvillamil: no es una desconocida, es Giulia o Gia.... puedo?

giuliapella: usted es así siempre de confianza con todo el mundo?. Claro hágalo.

Suelto el móvil y largo una carcajada. Es que me parecía tan irreal esto, y a la vez tan precioso.

Quedo mirando la pantalla apagada del teléfono, hasta que se enciende

Me acomodo rápidamente el pelo y con la mano temblorosa respondo.

-¡Hola!- digo animada al atender.

-¿Que tal?- su voz se sinente como una bocanada de aire fresco entre tanto calor.

-¿Como estas? Que loco estar hablando por videollamada.

-Bien ¿y usted?- su sonrisa hace que sus ojos se achinen y a mi eso me encanta más.

-Bien, acabo de enviar la presentación. Tengo nervios- rasco mi nuca.

-Imagino. Pero, ¿que puede salir mal?

-Que me digan que no- rie ante mi mueca.

-¡Eso no es malo!, tenga fe, vera que sea lo que respondan será de su conveniencia.

-Que positivo, gracias- asiente ante mí agradecimiento- cuénteme, que tal lo trata la pandemia.

-Bien, ayer creí que las plantas me respondían las preguntas que iba haciendo mientras caminaba por el apartamento- bromea.

-Okey, la demencia comienza así...- comento haciendo que ría apenas.

Un silencio se forma y nos quedamos viendo al otro, bah, la pantalla con la imagen del otro.

Por un minúsculo segundo siento vergüenza, pero se despeja cuando lo veo sonreír nuevamente.

-¿Qué?- pregunto.

-Nada- niega aún sonriendo.

-¿Tengo algo en la cara? Digame- insisto.

-No, es que solo me parece algo irreale esto.

-¿Qué? ¿Yo?, no, créame que soy cien por cien real... el único que piensa que no es mi jefe por como me hace trabajar, como si fuera robot- rió.

Larga una carcajada sincera, como si la hubiera guardado por mucho tiempo.

Puedo ver la forma de su risa, y me parece tan espectacular que obligo a mi cerebro a memorizarla.

-Me parece irreal conocer a alguien por telefono- dice y no se como sentirme.

-Bueno es que, por lo menos aquí en Uruguay, no hay otra forma por ahora- realizo una mueca que ni yo se como interpretar- ¿ahí en Colombia como trata la vida?.

-No estoy en Colombia- responde.

Lo veo sonreír con gracia. Supongo que a causa de mi mueca por haber metido la pata.

No hablo, siento que se ha vuelto incómodo el momento.

-Pero si, tampoco hay otra forma por acá- pasa su mano por su cabello, lo tiene más largo que lo que se lo ve en los videos- ¿está tan incomoda como yo?.

Largo el aire contenido en un suspiro y asiento sonriendo. Él me imita.

-Perdon.

-¡¿Por qué?!- pregunta casi en un grito.

Fue algo dramatico debo admitirlo.

-Siento que es mi culpa. No estoy dejando que fluya- chita y le resta interés a mi comentario moviendo su mano.

-Es lo que digo, es raro conocerse por Internet- francamente debo darle la derecha.

-¿Qué tal donde anda? ¿Muy heavy el covicho?- comienzo a jugar con un papel sin ver la pantalla.

Quiero sacarle de forma indirecta la locación en la que se encuentra, de pura chusma.

Aunque no creo haber sido muy sutil.

-Puede preguntarme directamente donde estoy, no hay problema- ríe.

Vuelvo la vista al teléfono y cierro los ojos con lamento a la vez que río.

Al parecer mis gestos provocan en el una carcajada fuerte.

-Los Angeles- se acabó el misterio- quede barado aquí.

-Las noticias dicen que USA esta bastante libre en cuanto aislamiento- comento.

-Si, es verdad. Pero he decidido ser un poco más responsable que el yankee promedio- rie brevemente.

No puedo sacar de mi mente y mi cuerpo, lo irreal que esto se siente.

No puedo simplemente naturalizar estar hablando con alguien famoso. Ni en la novela más retorcida y fantasiosa de wattpad podría pasar esto.

Nuestra conversación concluye unos seis minutos luego. Y al mismo tiempo de sentir esa irrealidad, también siento el corazón lleno, como si hubiera comido mi chocolate favorito.

ROSA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora