Septiembre.

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Miro nuevamente el espejo. Trenzo de nuevo el pelo, no esta del todo perfecto. Repaso el lipoil, corrijo una mancha de rímel.

Miro mi reloj: cinco minutos. Miro por veinteava vez el espejo. Chequeo el día por si cabe alguna posibilidad de que me haya equivocado.

Viernes 24 de Septiembre.

Vuelve el aleteo en el pecho y un frio corre por mi nuca. El espejo refleja ojos nerviosos y emocionado. Impresionante para alguien que toma inhibidores para las emociones.

La alarma suena. Que veloces pasaron esos 5 minutos. Tomo lo necesario y salgo del apartamento. Camino por las calles de una Barcelona fría, envuelta en luces porque la noche es notable, y son necesarias.

Se que me acerco al lugar indicado porque el aleteo de mi pecho se vuelve galope de caballo. Dudo en si me doy media vuelta y vuelvo a mi departamento.

"No Giulia, esperaste esto durante más de medio año" digo en mi mente.

Ingreso al café y me siento en una mesa frente a la ventana para ver por ella la calle, así saber cuando llegue, porque la ansiedad no me deja sorprenderme de nada.

Pasan treinta minutos y ya no existe un aleteo en mi pecho, sino una sensación rara, no logro distinguirla.

¿Y si se arrepintió?. "No seguramente se le hizo tarde, él no haría eso".

Mi teléfono no tiene ninguna notificación y los treinta minutos se convirtieron en cuarenta.

-Señorita - una voz me obliga a levantar la vista de mis manos - ¿va a pedir algo?.

-No todavía - mi voz sale mas angustiada de lo que imagine - espero a alguien.

El mesero se retira luego de asentir. Vuelvo a ver por la ventana, quizás este por llegar. Dijimos a las veinte horas, cualquiera puede demorarse cuarenta minutos.

Los pensamientos comienzan a apoderarse del control de mi estado de animo. Y éste varia entre tristeza y enojo.

Levanto la vista al oír la puerta. No, no es él.

"Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales"

El mesero vuelve a acercarse.

-Solo espere, él va a venir en cualquier momento- digo entre suplicante y enojada.

Se va sin decir nada, otra vez. Debo dar pena, no puede estar pasándome esto.

Doy pena
Doy pena
Doy pena

El no va a venir
El no va a venir
El no va a venir


Me levanto de la mesa sin decir nada, sin mirar a nadie y me dirijo a la puerta de la forma mas inadvertida que puedo. Me freno en la puerta del café, miro su frente por completo para no olvidarme jamás de este lugar. Para recordar que este debería haber sido un lugar para recordar siempre, y lo será, pero no de la forma que quiero.

Miro a ambos lados de la calle, matando mi ultima esperanza y comienzo a caminar en la dirección de la cual llegue.

Estas tan sola
Tan sola
Sola por completo

Mi teléfono sigue sin notificaciones, y el frio parece haberse vuelto mas crudo, mas doloroso, mas deprimente. Y las luces parecen no brillar tanto ya.
Que estúpida soy. ¿Cómo voy a quedarme una hora esperando sentada? ¿Cómo voy a creer que realmente importo? Ilusa.
Tiene su vida, sus obligaciones, sus viajes, su dinero, su fama, miles de amistades mas importantes. Yo no soy nadie.

Oigo gritos, pero no quiero voltear a ver de donde vienen.

¿y si es alguien que esta teniendo una emergencia medica? volteo levemente mi cara para ver de reojo. No veo nada alarmante.

Gracias universo que no es nada urgente, no me siento bien emocionalmente para hacerme cargo de una situación ahora. Camino normalmente.

-¡GIULIA!- maldición es alguien que me conoce. Comienzo a pausar mi caminata. Quizás oí mal- ¡GIA!.

Mierda, si es alguien que me conoce, me llama por mi apodo.

Volteo con mi peor cara de culo y no veo a nadie. "Estoy enloqueciendo por completo" pienso,
hasta que la puerta de un auto de abre y lo veo.

No puedo moverme del lugar, no puedo decir nada mientras observo como se acerca a mi. Lo único que sucede son lagrimas que caen por mis ojos, sin intención.

-Lo siento- corre hacia mi- lo siento mucho - dice agitado acercándose cada vez más.

Me mira sin entender la situación. Es obvio que no la va a entender, ve a una mujer llorando con cara neutra y sin decir una palabra.

Salgo del trance y seco rápido mi cara.

-Ya no te esperaba- digo en un tono neutro, sin emoción.

-Lo lamento muchísimo, el vuelo se retraso 4 horas, bajamos de él hace media hora, no tenia señal para avisarle nada. Cuando llegamos al hotel lo primero que hice fue pedir un taxi al café. Y al llegar me notificaron que se había ido hacia esta dirección- su voz suena apenada y preocupada - y le pedí al taxi que maneje hacia aquí para...

Su voz es interrumpida por mi abrazo espontaneo.

-Creí que no venias Villa, que te habías arrepentido- digo con un leve sollozo y corresponde mi abrazo de inmediato.

El tiempo parece congelarse, y no por el frio. El abrazo mas esperado esta sucediendo.

-¿Como voy a arrepentirme de conocer a la niña que me hace sonreír sin parar hace 8 meses?- dice mirándome sin dejar de abrazarme.

"Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur"




ROSA - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora