¡Madre mía, vamos de problema en problema!-dijo Timba- ¡Que habíamos venido aquí de vacaciones! -¡Va a ahogarse! -gritó Raptor, preocupado por su paisano Rius, casi hundido del todo en el fango-. ¡Tenemos que hacer algo!
-Trolli, ¿no puede salir «flotando», como Raptor?-pre- guntó Mike. -No. Está muy hundido. Nos haría falta una cuerda y no tenemos.
-¡Sí que tenemos! -dijo entonces Timba-. La cuerda que usó ese bribón para atarnos. Junté los trozos, hice un rollito y me la guardé en un bolsillo. Pensé que nos sería útil. ¡Aquí está!
-Pensé que nos sería útil»-gruñó Trolli- ¿No se te ocurrió que nos habría venido bien para salvar a Raptor? -No se me ocurrió. Es que a veces me lío con la lógica redonda.
-Chicos-dijo Mike-, mientras habláis de esas cosas tan interesantes... Rius se hunde. Era cierto. Ante la urgencia de la situación, Timba arrojó un extremo de la cuerda al marino.
-Anúdesela alrededor del cuerpo, debajo de los sobaquillos! Nosotros tiraremos de usted.
Rius hizo como le pedían, aunque con dificultad, porque incluso le costaba trabajo sacar los brazos. Una vez sujeto, Timba tiró con fuerza. Rius ni se movió. Lo intentó otra vez. Nada, que no. Hizo un tercer intento con tanta fuerza que <rebotó y se cayó de morros sobre las arenas movedizas Trolli lo agarró de los pantalones y lo sacó con rapidez.
-Vamos a tirar entre todos-dijo Trolli-, pero poco a poco, no a lo bruto: este barro es como un pegamento. Si tiramos muy fuerte, nos cansaremos enseguida y no haremos nada.
El rescate continuó durante varios minutos angustiosos. Al principio parecía imposible sacar a Rius de las arenas movedizas. Y para añadir tensión, cada poco tiempo tenia lugar una pequeña pero inquietante sacudida, como avisando de un terremoto inminente. Daba miedo, pero uno de esos movimientos sísmicos resultó de lo más oportuno. Fue algo más violento que los anteriores y agitó el barro de tal manera que Rius salió impulsado hacia arriba. No mucho, pero sí lo suficiente como para que, por fin, los tirones de los Compas y Raptor empezaran a hacer efecto. Cuanto más fuera estaba Rius de las arenas, más fácil resultaba sacarlo. Al cabo de un buen rato y muchos sudores consiguieron llevarlo de vuelta al sólido camino de obsidiana.
-¡Gracias, chicos! -fue lo primero que dijo-. Me habéis salvado, a pesar de ser un miserable. -De nada, «capitán pirata»-le respondió Trolli-, Pero antes de nada, entréguenos sus armas. -Ya no hay armas, muchachos, como podéis ver: me temo que se han quedado en ese barro.
-¿Y el pergamino?-preguntó Mike, alarmado, pensan do que se había perdido también. -Por eso no os preocupéis. Lo llevo encima.
A la vez que decía esto, Rius sacó el pergamino del bolsillo de su pantalón y se lo entregó a los Compas. Estaba hecho un asco: arrugado, sudado, manchado de barro... Pero seguía entero (menos el trozo que tenía el Titán, por supuesto). Al desplegarlo, los Compas se asombraron al ver que había allí algo nuevo.
-¿Y este dibujo de abajo?-preguntó Mike-. Antes no estaba.
-A mí me lo disteis así -se defendió Rius.
-Es muy extraño -observó Timba- ¿Seguro que no se ha entretenido haciendo dibujitos?
-Para dibujitos estaba yo, metido en esas arenas movedizas.
-Se lo tiene merecido, por sinvergüenza-le dijo Trolli. -Os prometo que estoy muy arrepentido. De hecho estaba volviendo a por vosotros cuando me metí en esa trampa mortal.
-Eso dicen todos...
Mientras hablaban, Mike miraba fascinado el nuevo dibujo del pergamino. Representaba algún tipo de gigante diabólico, de aspecto muy raro y amenazador. A sus pies, mucho más pequeño, había un caballero guaperas que se enfrentaba a él. Mike lo identificó rápidamente como Kevin Willys pero... ¿quién era el gigantón con pinta de malo que tenía delante? Sin duda, alguno de los legendarios titanes. Qué pinta más mala tenían. El dibujo era todo negro, salvo la pequeña mancha roja, que coincidia con el pecho del monstruo, Mike no entendia el significado de este nuevo dibujo, pero su ágil cerebro perruno desveló, al menos, una de las dudas.
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Los Compas Y El Diamantito Legendario
AdventureMike, Timba y Trolli se merecen unas vacaciones, así que prepararon Todo para pasar unos días de descanso en una isla tranquila y alejada del ajetreo diario. De manera accidental, encontrarán un pergamino que los pondrá sobre una pista de un extraño...