La cruz de las tinieblas

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¡Desde luego en esta isla no falta de nada! -ladró Mike. -¿Brujas? ¿En serio?

Sí, brujas, un grupo de tres revoloteando sobre sus escobas alrededor de Trolli, Timba y Mike como buitres al acecho. Las brujas eran el «cuerpo de élite» de las hordas del Titán Oscuro. Rápidas y astutas (al menos no tan zoquetes como los zombis), con capacidad de vuelo y con una pode- rosa arma contra la que los Compas no podían hacer nada: la magia.

Hemos dicho que iban sobre escobas, pero es una ver- dad a medias. Una de las brujas, la más vieja, sí que iba montada una escoba. Otra, de mediana edad -como tu vecina de arriba-, pilotaba una fregona (un poco churre- tosa, puaf). Y la tercera, la más joven y un tanto presumida... volaba sobre una mopa. ¡Lo último de lo último en limpieza de suelos! Y para eso estaban alli: para limpiar» de la faz de la Tierra a esos tres entrometidos que se habían hecho con el pergamino que tanto deseaba el Titán Oscuro. El objetivo de las brujas estaba claro: aniquilar a los Compas. Nada de prisioneros.

-¿Qué hacemos, chicos?-preguntó Timba.

-Bliblu...

-No parecen tan blandas como los esqueletos, ni tan inflamables como los zombis-observó Mike. -Al menos no huelen tan mal como las medusas flatulentas. Hay que atacar. Si no, nunca llegaremos al diamantito.

Trolli recogió el palo que había usado contra los zombis y trató de derribar a una de las brujas, la vieja de la escoba No le parecía muy galante tratar así a una anciana pero, en fin, tampoco eran precisamente unas damiselas. De todas formas, si lo que le preocupaba era la cortesía, no había motivo: la bruja lanzó un hechizo y el palo se convirtió en un ramo de flores. Cuando Trolli sacudió a la hechicera con él, no le hizo nada, salvo que se vio envuelto de pronto en una nube de polen.

-Aaaaatchiis! Aaaay, Roberta!!! ¡Cómo me cuidabas cuando me daba la alergia! -¿Pero tú eres alérgico?-le preguntó Timba.

-Pues... No me acuerdo. ¡¡¡Aaaaayyyy, Robertaaaa, qué

amnesia tengooo!!! -No desesperemos-dijo Mike-. Si hemos podido con una horda de zombis y esqueletos armados, enfrentarnos a estos esperpentos voladores será pan comido.

-En tu caso, papel comido. Bromas aparte, Timba y Trolli estuvieron de acuerdo. Su reciente victoria contra la infantería del Titan Oscuro les había llenado de optimismo. Un optimismo algo injustificado, como Timba pudo comprobar enseguida, al coger la cuerda y hacer con ella un lazo: pretendía atrapar a una de las brujas... ¡como en las películas del oeste!

-A ver si dejan de girar a nuestro alrededor, que me están mareando! Para no haberlo hecho antes, no manejaba mal la cuerdecita. Claro que una cosa es darle vueltas en el aire y otra lanzarla con éxito. Cuando la bruja más joven se acercó lo suficiente, Timba arrojó el lazo y la hechicera le respondió con un embrujo que transformó la cuerda en una serpiente gigante. El animal abrió su enorme bocaza de par en par en dirección a Timba, como indicando que se lo quería zampar.

-Melocotón!-gritó, sin poder moverse, helado por el terror... y por el aliento apestoso del ofidio.

Mike, atento a la jugada, se acercó a la serpiente por detrás y le pegó un buen mordisco en la cola. El animalillo diabólico soltó una especie de bufido de dolor a la vez que levantaba de golpe la cola mordisqueada..... a la que todavía estaban agarrados los dientes de Mike (y el propio Mike, casualmente unido a su propia dentadura). El valiente perro salió disparado... con tanta punteria que impactó contra la bruja joven en mitad del aire.

Durante un segundo el perro y la hechicera quedaron quietos en el aire. Luego la bruja cayó por un lado y Mikey la mopa por otro. Timba. Trolli y las dos brujas contemplaron la escena con asombro... y preocupación. Cada cual preocupado, eso si, por cosas distintas. Las brujas, por su compañera; y los dos Compas por el Compa perruno. ¡Pues los dos calan directos sobre una laguna de lava hirviente!

Los Compas Y El Diamantito Legendario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora