En busca de autodescubrimiento, Harry abandona su hogar en Holmes Chapel para estudiar lejos. Su camino se cruza con Louis, el capitán del equipo de fútbol, quien lo desprecia por completo. A pesar de su animosidad inicial, un evento fortuito los un...
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La vida es algo curiosa. Cambiante, misteriosa, horrible. Pocas ocasiones es hermosa como para hacerte decir que eres feliz. Uno puede decir que lo es, se puede mentir, pero no siempre es verdad. Crees que lo eres, te sientes bien, dices que todo esta bien. Te ries, sonries, expresas alegría; tu corazón habla por ti al decirte que por el momento nada esta mal.
Solo para que cuando menos lo esperes, en cuanto te quedes solo con tus propios pensamientos, cuando tu mente y tu alma te hablen, sabrás que tu mismo te creiste esa mentira. En realidad, jamás has sido feliz; con claridad, nunca has podido diferenciar el conformismo con la tranquilidad, y en verdad, ¿alguna vez lo fuiste?
Esa voz, esa pequeña voz que vive en el interior de tu cabeza, esa estúpida y miserable voz que te hace dudar de ti mismo; esa misma que te destruye cuando mejor crees que estas; es la culpable de todos tus jodidos problemas. La puta ansiedad.
Personalmente, antes de que llegara Harry y de que Zayn y yo nos volviéramos amigos, ella era mi amiga mas intima. Tenemos tanto tiempo de conocernos, que ya sabia cuando llegaba; pero no cuando se largaba. Comprendía lo que me decía; pero la odiaba. La escuchaba; pero arruinaba mi vida. Quería matarla; pero es imposible.
Tuve que aprender a vivir con ella, a "intentar" quererla, tratar de hacer las paces. Pero no se puede. La estúpida lo sabe. Tomas su mano y ella te agarra el pie. Jamás se le puede engañar.
Por ello, después de la casi matarme por dentro el día en que me marché; supe que ella y yo nunca podríamos llevarnos bien, jamás seriamos amigos. Debía matarla, destruirla de raíz; impedir que siguiera controlando mi vida, hacerla a un lado, lo que sea que sirviera para poder mandarla a la mierda. La ansiedad había hecho que la mayor parte de mi vida en la universidad fuese un calvario.
Ella me susurraba al oído como debía actuar, que debía pensar; me tomaba el pelo cuando veía a la gente observarme, me decía: "ellos están hablando de ti", "te están mirando", "se rien de ti", "te ven horrible, "te detestan", entre infinidad de cosas. Tener que vivir con ella sobre mi hombro al estudiar, se volvía pesado, una tormenta en un vaso de agua. No solo por el entrenador detrás de mi. Ellos se complementaban.
Cuando me largué de ese infierno, por primera vez en tantos años pude volver a sentir la libertad. Deje el estrés en esas cuatro paredes, deje el miedo entre mis sabanas, abandone el temor en ese vestidor, en ese sitio donde todo lo malo me sucedía. Al fin decidí ser libre, por fin quise saber que era ser tu mismo. Quería ser Louis Tomlinson, no el "capitán del equipo", no el "patan de la escuela", no el "bravucon", no el "mujeriego", no el "futbolista de quinta", no el "cantante presumido", solo yo.
Volví a abrazar al chico desalineado, al desordenado que vivía en mi corazón. Aquel joven alegre de 18 años que se quedo enterrado en lo mas profundo de mi alma. Extrañaba poder disfrutar de la música, de cantar, de escribir; incluso de soñar. Me extrañaba a mi mismo.
