"Los Tomlinson II"

907 46 138
                                    

La cálida sensación hogareña de la casa Tomlinson me envolvió de manera inesperada, de la forma más maravillosa que jamás hubiera imaginado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cálida sensación hogareña de la casa Tomlinson me envolvió de manera inesperada, de la forma más maravillosa que jamás hubiera imaginado. En realidad, ni siquiera en mi propio hogar había experimentado una bienvenida tan amorosa, llena de besos y abrazos, alejada de los gritos y las bromas a las que Gemma solía someterme. Era un contraste reconfortante que me hacía sentir integrado.

Convivir con otras personas fuera de tu hogar en una festividad tan hermosa y en el cumpleaños de tu novio, se convierte en una experiencia única. Y podría ser que estuviera siendo un poco romántico, pero incluso cenar juntos en la gran mesa que su madre había colocado en la sala, donde todos compartimos el festín que habíamos preparado para esa noche, avivó de cierto modo los sentimientos que florecían dentro de mí al verlo reír y sonreír como nunca lo había visto.

Probablemente Louis no lo notaba, pero verlo hablar de cualquier tontería con su familia o molestar a sus hermanas, me tenía como un tonto enamorado viéndolo al lado suyo; y comúnmente siempre lo veía de esa manera, aun más desde que formalizamos, sin embargo, era extraña la forma en la que se expresaba tan eufórica y llena de ademanes; me mostraban una faceta completamente diferente a la que estaba acostumbrado a ver de él.

Sí, en los días en que convivimos en nuestra recamara también me mostró una fasceta que no llegue a pensar alguna vez que eso me sucedería al lado de un chico tan maravilloso como él. Los besos, las caricias, su atención, eran detalles que volcaban mi sentidos completamente, convirtiéndolos en una marea de tantas cosas que ni yo mismo lograba comprender qué eran.

Aun estando relacionándome con su familia de una nueva manera, invertía totalmente los papeles a lo que antes estábamos acostumbrados a vivir. En especial Louis. Porque una vez que nos sentamos en todos en la sala para cenar, no hubo un solo momento en que no soltará mi mano, ni siquiera para coger los tenedores y cenar; o lanzarles sus servilletas usadas a las gemelas en su cabello arreglado.

Jugaba, como siempre, pero se volvía un niño, alejando al adulto funcional que llegó a ser antes de venir a lo que alguna vez fue su hogar. Eso lo ponia feliz, lo hacia reír, lo disfrutaba. Disfrutaba escuchar, molestar, corretear entre las sillas a sus hermanas, hablar hasta por los codos y correr a la cocina para mover mis caderas mientras transportaba los platos a la mesa de la sala. Entre la diversión que me causaba que hiciera aquello, lo regañaba, diciendolo que provocaría un desastre, pero poco le importaba.

Estaba feliz. Lo era.

Y si lo era, también yo.

Por eso, cuando nos sentamos a cenar y él se comporto nuevamente como un adulto, con la música de la televisión detrás nuestro, Louis contaba mil y un cosas sobre todo lo que pasó respecto a nosotros desde la ultima vez que vinimos a su hogar, enfatizando siempre sobre mi. Era inesperada la forma en la que comenzaba a presumirme sin que se lo pidiera entre los suspiros de sus hermanas al contarles él mismo todo lo que hizo para ganarse mi corazón, e incluso, bromeaba sobre mi tremenda curiosidad al percatarme de las cartas que me escribía a escondidas.

Friends|Larry Stylinson| *en Edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora