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Por más que Paloma intentaba pensar en otra cosa se le hacía literalmente imposible. Sentía que después de haberle revelado toda la verdad a Steve había expuesto completamente a su familia. El haberle dicho que Malcom Merlyn era la cabeza del demonio tendría sus consecuencias y claramente Paloma las experimentaría.
La única ventaja que tenía hasta el momento era que Sara seguía ocultándose y que Malcom no la usaría como objetivo. Y es que a un le parecía irreal que estuviera con vida después de aquel naufragio. Durante los primeros días tenía la ansiedad de que en cualquier momento llegaría e intentaría hablar con ellas pero no, ya había pasado una semana y no había señal de ninguno de los dos.
>> Tal vez no saben que conoces la verdad -se dijo- Tal vez no quisieron venir porque saben lo que hicieron y no se arrepienten de ello. O les ocurrió algo << >> No puede ser eso, porque de ser así Los Vengadores ya lo sabrían, según dijo Steve están en constante comunicación. <<
Queriendo distraerse Paloma bajo al jardín donde encontró a Wanda leyendo un libro.
— ¿Dónde está todo el mundo?
— Los chicos están el laboratorio probando las mejoras de sus trajes y las chicas están en el cuarto de armas. Intentando demostrar quien tiene mejor puntería. . — Respondió Maximoff.
— Y tú estás leyendo,
— Vision me consiguió estos libros en mi idioma. —dijo algo emocionada— Debo confesarle que me ha hechizado en cuerpo y alma -declaro Paloma mirando el título de la historia que Wanda leía- Y la amo, la amo.
— El señor Darcy en lo que un hombre debe ser,
— ¡Orgulloso! Y aunque su buen juicio se nuble por amor.
— Veo que te lo sabes de memoria. — replico cerrando el libro.
— Durante mi adolescencia me gusto leer todos los libros románticos que pudieran existir y evidentemente Orgullo y Prejuicio, no podía faltar.
— Steve es un hombre muy romántico,
— Y muy caballeroso.
— ¿Te parece atractivo?
— Es imposible decir que no lo es.
— Lo que dije el otro día acerca de que se casaran era de broma —Wanda se justificó— Pero realmente Steve es malo en la cocina.
— Pude notarlo —río— Pero deberían enseñarlo y no burlarse.
— Lo hemos intentado de verdad, pero simplemente no se le da la cocina,
Paloma sonrió al imaginarse cuantas veces le han enseñado y han fallado.
