O7 | ENFRENTAR Y SANAR.

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  ARCO II: ANTES DEL ALBA

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  ARCO II: ANTES DEL ALBA.

  Primer día en la Relajatetera y se sentía tan extraño.

  A decir verdad, llegaba a admitir que jamás pensó que terminaría teniendo todo un espacio a su entera disposición, donde tendría que mantener en buen estado una casa, que tendría que ir viviendo de a pocos como un mortal. Sin embargo, allí estaba, arreglando el sitio con la ayuda de Indharus —que mejor dicho, estaba sembrando flores afuera de la casa, en un pequeño jardín que el pequeño había preparado—.

  Asimismo, el avance en la Relajatetera era regular. Lo bueno de eso era que, debido a que ese espacio podía funcionar a su total antojo —además estaban los espíritus de la tetera, cosa que le ayudaba a mantener en orden el lugar—; la plantas decoraban la casa, dándole una vibra hogareña y calmada. Finalmente, el interior de la casa seguía en construcción, pero lo bueno era que el espacio interior del sitio era justo como para vivir tres personas, así que estaba más que sencillo de decorar.

  Xiao jamás se vio en un hogar.

  Admitía que solía dormir al aire libre, sintiendo el frío de la naturaleza chocar contra su cuerpo, mientras veía el cielo estrellado. Ahora eso había cambiado en demasía.

  Y todo desde la llegada de Indharus.

  Finalmente, Xiao pudo terminar de arreglar y armar algunos muebles con madera que había hallado en la naturaleza —se le daba bien los trabajos manuales—. Luego de pintar —la madera se veía horrible sin pintado—, y ordenado, el Yaksha soltó un suspiro mirando el trabajo que había realizado.

  Madam Ping había pensado en la comodidad de los dos Yaksha, así que había implementado dos camas, así ambos no tendrían que dormir en el suelo. Indharus le daba igual dormir en el suelo o en otro lado —se había acostumbrado—, pero admitía que dormir en una cama le llamaba la atención, así que no le disgustaba en lo absoluto aquella decisión.

  —¡Señor Xiaoo! ¡Ya vine de sembrar arbolitos! —exclamó Indharus a la distancia, corriendo de vuelta hacia la casa.

  El pequeño había crecido unos cuantos centímetros, pero era notorio para alguien tan pequeño como él. Indharus, anteriormente, le llegaba un poco más abajo de su cadera, donde fácilmente podía colocar su mano sobre la cabeza del anterior mencionado. Sin embargo, ahora llegaba un poco más arriba de su cadera, donde ahora tenía que doblar ligeramente su brazo para posar su mano.

  —Puse muchos. —mencionó el pelirrojo ni bien llegó al costado del adulto, el cual lo observó. Se había ensuciado, era más que obvio. —¡Crecerán y crecerán y tendremos muchas...! Ah... ¿S-solsettas?

  —Solsettias.

  —¡Eso! —exclamó el de ojos ambarinos. —Ah, todavía no sé cómo decir algunas cosas de Liyue. O sea, si sé pero no sé cómo se dicen... ¡Como las Solsettias! También... ¿Chingxin?, ¿Longxin?

lycoris radiata | xiao - genshin impact. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora