LYCORIS RADIATA | Xiao, el Guardián Yaksha, vive su vida de forma calmada a excepción de los momentos en donde tiene que salir a patrullar y pelear contra los demonios qué golpean Liyue desde tiempos de antaño.
Él, un ser nacido por y para la guerra...
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Especial 1, punto de vista de Xiao. El otro lado de la moneda.
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La vio.
Una mujer de cabellos largos, brillantes y oscuros, con una expresión triste. Parecía nerviosa o temerosa, no sabía cómo describirlo. Pero era hermosa, una dulce muñeca de porcelana que jugaba a ser una gran guerrera día a día. Pero claro, esa actitud tan valiente como para lanzarse al peligro lograba contrastar en su apariencia tan delicada.
Engatusado quedó, pues. Una belleza ante sus ojos ha de apreciar como nunca, y así lo hizo. Aunque claro, la bella dama también era una imprudente damisela, al igual que una valiente mujer y determinada guerrera Yaksha.
Pero esa fémina también era una triste niña que lloraba en silencio, que sollozaba en silencio, que sufría en silencio bajo una sonrisa tan triste.
Él, tan confundido, permaneció a su lado a pesar de todo. Viéndola sonreír, bailar al son del viento y las flores, proteger su adorado hogar con el poder de las aguas, luchar codo a codo para exterminar el mal de Liyue. Y claro, luchó a su lado, con ese mismo sentimiento: pelear para un mañana más tranquilo, para seguir protegiendo la paz. Porque eran guardianes Yaksha, adeptus que defendería la nación de la roca y su gente a escudo y espada.
Inevitablemente, terminó rodeado de amigos, Yaksha que, al igual que él, cumplían su deber. Pero eran su familia, los consideró hermanos. Compañeros. Colegas. Amigos.
Murió el hielo, el frío caló sus huesos hasta la muerte.
La roca y el agua se enfrentaron a muerte, donde ninguno salió vencedor.
El fuego sucumbió a la locura, llorando a gritos por el miedo que sentía.
La naturaleza murió con el dolor de su corazón, sin soportar más.
La electricidad desapareció.
Quedaron él, el viento, y ella, la otra gota de agua.
