O8 | COMO UN HUMANO.

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  —Fallé

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  —Fallé... De nuevo —murmuró el pelirrojo con cansancio luego de soltar la última flecha.

  Su brazo estaba agotado luego de soltar incontables flechas hacia la madera más alejada de todas. El ejercer cierta presión en la flecha, el acomodarla de forma adecuada y procurar que esta no se salga de su posición respectiva le causaba cierto dolor en el hombro. Además, tomando en cuenta el hecho de que nunca había tocado un arco en su vida, era más que complicado.

  Había entendido bien la explicación que Xiao le había dicho sobre cómo acomodar de buena forma el arco, el cómo evitar que la flecha salga disparada a otra dirección que no quisiera y, de paso, usar el entorno a su favor. El Yaksha Anemo era buen instructor en ese aspecto.

  El problema era él.

  Indharus se tiró al suelo, observando su brazo izquierdo, analizando qué cosa estaba haciendo mal como para no poder darle un tiro perfecto al blanco. En sí, se concentraba, y disparaba la flecha cuando veía que el ángulo era el más adecuado. Sin embargo, ¿acaso había algo que estaba haciendo mal?

  No, no iba a pedirle ayuda a Xiao en algo tan básico como el tiro al arco sin que estos se movieran. Sería como decir, indirectamente, que no servía ni siquiera como un arquero. Además, él ya estaba muy ocupado el manteniendo a raya a las amenazas de Liyue. Llamarlo sólo causaría una pequeña pérdida de tiempo.

  Xiao se estaba esforzando.

  "Estaré ocupado mientras tú entrenas, así que ambos daremos nuestro mejor esfuerzo, ¿entendido?".

  El pelirrojo frunció el ceño, suspirando y volviendo a sujetar el arco, apuntando de nueva cuenta a pesar de que su brazo le pedía otro descanso. No obstante, era terco, porque si seguia quieto... sería peor.

  Sus metas no se cumplían de la noche a la mañana.

  Indharus entonces, con la vista muy enfocada en el punto más lejano, comenzó a acomodarse de mejor forma, usando el terreno a su favor, moviéndose ligeramente para ganar más confianza y firmeza.

  Los espíritus de la Relajatetera veían, a la distancia, el enorme esfuerzo que el pequeño hacía en cada pequeña práctica. De hecho, hasta fue capaz de verlo intentar leer unos cuantos libros de arquería que había pedido. Se notaba decidido en mejorar.

  Indharus soltó la flecha de nueva cuenta.

  Cuando cayó, el pelirrojo caminó hacia donde había caído la flecha. Colocó una expresión de decepción pura al ver que no había quedado en el blanco. Sin embargo, al menos había estado cerca de dar un tiro certero.

  Era un avance, por lo menos.

  Al acabar el día, Indharus pudo revisar que había gastado muchas flechas en querer mejorar su puntería en todo el tiempo que estuvo practicando

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  Al acabar el día, Indharus pudo revisar que había gastado muchas flechas en querer mejorar su puntería en todo el tiempo que estuvo practicando. Podía notar las marcas en la madera, también ver las flechas con la punta un poco desgastadas por el uso, y qué decir de su brazo. Sin embargo, estaba contento.

  Las marcas más viejas estaban lejos de caer en el blanco, pero con el pasar del tiempo pudo notar cómo de a pocos se iban acercando cada vez más al blanco. Era como una secuencia, una forma de marcar un camino de su experiencia en ese día practicando el arco.

  Xiao aún no había regresado de su trabajo. Suponía que se trataba de un asunto urgente como para que estuviera tanto tiempo fuera de la Relajatetera.

  Los espíritus del sitio, al ver al infante ya descansando luego de tantas horas de práctica, se miraron entre sí y le terminaron llevando algo de comer.

  Dangos tricolor, dulces típicos de Inazuma.

  Sus preferidos.

  —¡Oh! ¡Muchas gracias!

  —Estuviste practicando mucho, Indharus. —mencionó un espíritu, causando así que el nombrado asintiera efusivo.

  —Sí, ¡quiero ser muy bueno en el arco! —Expresó con euforia el pequeño.

  "Para tratarse de un Yaksha, es más emocional, como una cría de humanos...".

  —Será difícil, pero supongo que lo podrás lograr.

  —Yo también espero eso... —susurró el pelirrojo.

  Finalmente, luego de esperar unas cuantas horas más, Xiao regresó a la Relajatetera, siendo recibido por un campo de entrenamiento ya usado y algo desgastado, donde las flechas estaban aliñadas y ordenadas al costado de un arco, donde las tablas de madera estaban marcadas por varios puntos que simbolizaba la cantidad de veces que la flecha atravesó la planicie.

  Al final, Indharus sí que se había esforzado.

  —Mañana usaremos Slimes para practicar tu puntería estando en movimiento. —avisó el Yaksha Anemo, recibiendo un "Sí" cansado del menor, quien terminó dormido ni bien el calor de la cama envolvió su cuerpo.

  Bueno, al menos había servido para que termine dormido.

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lycoris radiata | xiao - genshin impact. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora