O1 | ADEPTUS PERDIDO.

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 ARCO I: EL YAKSHA PERDIDO

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 ARCO I: EL YAKSHA PERDIDO. 

  Cuando Rex Lapis descendió de Celestia, llevó consigo a una nueva raza de seres vivos: los Adeptus, bestias iluminadas con un poder único, creadas por y para la guerra. No era nada inusual el hecho de que, en su sangre, corriera un gran espíritu guerrero. Su ancestro no era nada menos que el mismísimo Morax, uno de los vencedores en la tan temida Guerra de los Arcontes; su fama en el mundo mortal era muchísima, más de lo que deseaban algunos, a decir verdad. No obstante, no presentaban queja alguna cuando un humano los veneraba y les brindaban ofrendas para obtener consejos, sabiduría, riqueza o protección por parte de los Adeptus. 

  Uno de los momentos en donde dichas bestias tuvieron más impacto fue en la Guerra de los Arcontes. Bajo el comando de Rex Lapis, estos pelearon para defender Liyue de los dioses malignos y enemigos del Dios Geo. Hubo bajas en esa raza, obviamente. Incluso hubo casos de antiguos dioses caídos teniendo en esclavitud a bestias iluminadas. Sin embargo, cuando dicha guerra culminó, pudieron vivir en paz... hasta que los restos venenosos de los dioses caídos infectaron las tierras de Liyue; al ver que su nación se sucumbía en la destrucción de nueva cuenta, Rex Lapis invocó a los Yakshas, una raza de Adeptus de aspecto intimidante, nacidos para pelear desde el inicio de sus vidas. 

  "A través de la masacre restauraremos el orden, a través de la batalla purgamos el mal. A ello dedicaremos nuestras vidas". Aquél fue su pacto, por Liyue y su gente. Sin embargo, la triste historia de los guardianes Yaksha termina con un turbio desenlace: con los demonios consumiendo sus almas, unos terminaron siendo presas del pánico, otros se mataron entre sí, uno que otro terminaba desapareciendo y los menos suertudos terminaron sucumbiendo al mal kármico por tantos años de lucha tras lucha. 

  De los siete más poderosos, sólo quedaba uno: Alatus, el Gran Cazador de Demonios. Es... triste pensar la soledad que vive aquel desdichado Yaksha, destinado a pelear en total soledad; la maldad de los dioses caídos arrebató a sus amigos, a sus colegas, de su lado. Incluso los que menos se involucraban en las peleas, como aquella Adeptus Hydro. O hasta el más optimista de los cinco, como aquel Yaksha Electro. 

  Milenio tras milenio, peleando en soledad con el poder del viento, adquiriendo más peso kármico con el pasar de las lunas. Silbando en las montañas de Liyue, sintiendo la calidez de los vientos contra su cuerpo, espectador principal del hermoso paisaje nocturno que Liyue, su nación, poseía. La paz reinaba en el sitio luego de un duro día de vigilancia, vigilando con sumo detalle cada una de las "regiones" que conformaba Liyue. Para su desgracia, tuvo que deshacerse de un gran número de Magos del Abismo, los cuales estaban un poco más fuertes de lo normal —cosa que le disgustaba—. 

  Desde el cataclismo —donde los cielos de Teyvat se tiñeron de rojo, donde grandes maquinarias pesadas atacaron sin piedad a cada nación— no les tenía tanta estima a aquellas entidades. Sabía de antemano que, por culpa de la Orden del Abismo, la gente de Liyue sufrió por décadas, al igual que todo Teyvat. Hasta la actualidad sigue sufriendo, puesto que no hay día en donde una nación no se vea afectada por ello. No obstante, su odio hacia esa orden no sólo se debe a eso. Tiene un motivo más profundo, algo muy relacionado a su pasado —aunque nunca se vio afectado a nivel físico y emocional por dicha orden—. 

lycoris radiata | xiao - genshin impact. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora