LYCORIS RADIATA | Xiao, el Guardián Yaksha, vive su vida de forma calmada a excepción de los momentos en donde tiene que salir a patrullar y pelear contra los demonios qué golpean Liyue desde tiempos de antaño.
Él, un ser nacido por y para la guerra...
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No quiero voltearme.
Puedo sentir lagrimas que caen cual cascada por mis ojos, manchando mis mejillas y humedeciendo mi rostro. Me siento calurosa por el llanto, sin poder ver bien debido a mis ojos aguados. Pero a pesar de eso, continúo en mi trabajo por mantener a raya dicho ser tan bestia y gigante. Obviamente que me estoy muriendo del dolor y encima melancolía, porque está detrás mío, siento su mirada sobre mí.
¿Acaso estás mirándome con odio, Alatus?
Me niego a girarme. Siento mi cuerpo tan rígido, que ni siquiera me atrevo a mover ni un músculo, ni siquiera un poquito. Nada de eso. Sólo estoy ahí, concentrando todo el poder que puedo en mi cuerpo, el cual se encarga de distribuirlo directamente a las pequeñas enredaderas de Hydro que he creado gracias a mi visión.
El poder Anemo está en el ambiente, todo debido a su presencia. Mis ojos siguen enfocados en las criaturas, las cuales poco a poco terminan sometidas ante mi poder; pero entonces, su figura avanza hacia donde estoy yo, a paso rápido y veloz, cosa que no me sorprende en nada. Las prisas se entienden, tienen justificación.
Pero si sigue avanzando... no, no puede.
La energía Hydro, la cual estaba tras mi espalda, se condensa, tomando forma a una pequeña barrera, que me encierra. Las criaturas siguen inertes, manteniéndose quietas.
Conociendo a Xiao, este querrá llegar hacia donde me encuentro. Pero la energía maligna abunda el sitio, no puedo permitir que termine corrompido por esta. La energía del Abismo es muy peligrosa. Llegué a escuchar mucho de esta. Uno de sus efectos secundarios en los humanos es que causaban un gran cambio en la personalidad. No conozco sus efectos sobre los Yaksha, pero supongo que serían similares. En mi caso no resulté tan afectada por la energía del Abismo... solo un enorme cansancio. Y es inusual, pues jamás sentí tanto agotamiento como en estos momentos.
Pero tengo que estar firme, ¡muy firme!; no conozco los efectos de la magia del Abismo sobre los adeptus, y tomando en cuenta de que Xiao de seguro aumentó su deuda kármica... tengo el pavor de que quizás resulte más afectado. El sólo una especulación.
La enredadera de Hydro se endureció. Con esto me siento un poco más contenta, aliviada mejor dicho. Mi idea principal es poder sellar por completo a estas bestias o, en lo posible, devolverlas de nueva cuenta al Abismo. Aunque claro, lo anterior ya no se puede debido a que Xiao está acá y bueno... el resto ya se sabe.
Me niego a mirarlo.
Si lo miro...
No, no, firme como una roca, Dhanarias. Debes concentrarte en lo que estás haciendo porque un movimiento en falso y todo se va a la mierda.
Sí, directo a la mierda.
Puedo sentirlo. Está allí. ¿Acaso tendrá una mirada de odio sobre mí? ¿Acaso la pena lo consume a tal punto que dejó su odio para venir y mirarme con lástima? Yo sé que estoy en las peores condiciones. Poder bajo, energía baja, debilidad alta, una locura extrema con querer mantener a raya todo un mini Cataclismo... ay, por los Arcontes; de seguro vino aquí por cumplir su deber. Es lo más seguro.
