Capítulo 2

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    Gustavo te empuja a través de la gente directa a un coche militar.

— ¿Qué pasa con ellos?— cuestionas respecto a la gente.

   Ves a niños correr ensangrentados entre la muchedumbre, mujeres reuniendo grupos y hombres repartiendo armas de fuego.

— Saben defenderse— responde con un gruñido casi lanzándote dentro del coche, el cuál, estaba vacío.

   Cierra la puerta tras de tí y él se monta después empezado a conducir con una velocidad excesiva, por lo que te pones el cinturón.

— ¿Qué está pasando?— preguntas con el corazón en la garganta, aunque ya sabías la respuesta.

— ¡Qué nos están atacando! ¡¿No lo ves, puta americana?!

— ¡Qué soy Canadiense! — Gustavo empieza a insultarte en su idioma dejando de prestar atención a la conducción.

   Un coche enemigo embistió por su lado volcando el coche hacia el tuyo. Tú cabeza su sintió entumecida tras el golpe y la sacudida, sentiste los cristales picando en tu costado y un poco de sangre correr de forma lateral tu frente.

   El peso cálido y muerto de Gustavo en tus piernas poco te importó al ser escuchar voces ajenas. Él no se había puesto el cinturón y con el impacto salió volando hacia tu lado, terminando con la cabeza encajada y aplastada entre los cristales.

 Cuando recobraste algo mejor la consciencia, apartaste el cuerpo y te soltaste del asiento con un quejido, lista para trepar por los mismos para salir.

   Pasos tranquilos y una conversación que parecía casual debido a unas risas se escucharon por encima del jaleo, haciendo que parases de escalar y fingieses, si no tu muerte, un desmayo.

   Escuchaste cómo se subían a la chapa y seguramente, miraban a través del cristal roto del asiento del conductor.

ਕੀ ਇਹ ਤੁਹਾਡੇ ਲਈ ਕੰਮ ਕਰਦਾ ਹੈ?

ਮੈਨੂੰ ਉਸਦੀ ਚਮੜੀ ਪਸੰਦ ਨਹੀਂ ਹ

ਤੁਹਾਨੂੰ ਸਿਰਫ਼ ਇੱਕ ਮੋਰੀ ਦੀ ਲੋੜ ਹੈ, ਤੁਸੀਂ ਇੱਕ ਰੋਣ ਵਾਲੇ ਬੱਚੇ ਹੋ.

    Uno de los hombres se dispuso a agarrarte para sacarte de ahí en busca de beneficio, antes de logarlo, balas impactaron contra ellos mantandolos en el acto y haciendo que te encogieras, aún tratando de guardar la cuartada.

   Pasos más ligeros se escucharon en el metal y una especie de olfateo.

  Abriste los ojos un poco por curiosidad y distinguiste un pastor alemán con equipamiento militar, el animal, al captar movimiento, empezó a ladrar.

— Parece que Riley encontró a alguien más— casi se te sale el corazón por la boca al reconocer el idioma inglés.

— Ya sabéis, si está vivo a los convoyes— respondió una voz autoritaria.

    Una cabeza con cresta se asomó para verte y las palabras se te quedaron en la garganta.

— ¿Estás bien? ¿Hablas mi idioma?— al ver que no eras capaz de responder chasqueó la lengua y lo escuchaste murmurar—. En shock al parecer.

   El militar extendió su mano hacia a tí.

— No te preocupes, estoy aquí para ayudarte. Me llamo Soap— no quisiste plantear nada sobre su nombre porque la situación no aguardaba.

   No queriendo tardar más, aceptaste su ayuda, agarrando su mano y saliendo del coche.

— Con cuidado; agárrate fuerte. Eso es— felicita para alentarte a tener fuerzas para trepar, una vez que estás arriba, te hace un chequeo rápido con la vista—, ¿Puedes andar por tu cuenta?

En El Foco [Simon "Ghost" Riley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora