Siempre Estaremos Juntos

Capitulo 10

"-"Por Jayce"-"

Disfruté como nunca imagine en esos dos días de vacaciones con mi mujer. Hoy hemos vuelto a Carolina. Nada más llegar, avisamos a sus padres y luego nos venimos a casa, a su casa, a mi casa, a nuestra casa. A ella, aun le cuesta entender que de ahora en adelante viviremos juntos, ya casados es lo indicado y además en parte es por lo que me apresure a casarme con ella y la otra parte mayor es por el amor que le tengo. La quiero solo para mí, quiero que despierte al lado mío y verla cada vez que vuelvo de trabajar. Saber que estará aquí cada que regrese, esperándome ansiosa.

Para tranquilizarla y que se sintiera segura, le dije:

—Todo es tuyo mi amor, todo lo mío ahora te pertenece. Lo que desees, solo tienes que pedírmelo. —la abrace y le acaricie la espalda.

—Te deseo a ti. —murmuró cerca de mis labios.

—Eres fácil de complacer. —abordé su boca.

No me sorprende para nada ver que mi esposa se gana rápidamente la confianza de los empleados, echándoselos al bolsillo. Tanto Linda y Marce han sido muy agradables con ella. L principio se vieron bastante sorprendidas por mi espontaneo casamiento pero no dijeron nada malo, solo nos felicitaron.

Conforme los días de casados pasan, Andy ha creado hábitos hogareños que me tienen cautivado, es una mujer impresionante. Un pude haber conseguido mejor mujer y esposa que ella. Es la luz y esperanza de mi vida. En poco tiempo ella se ha convertido en todo. Mis mañanas siempre están cargadas de besos y arrumacos. Mis noches de pasión y regocijo. Dormir abrazados. Nunca habia tenido tanta felicidad, sentir golpear mi corazón con cada mirada de mi mujer. Hasta en el trabajo, en cada reunión, ella siempre ocupa una parte considerable parte de mis pensamientos, me distrae el recordar cómo nos amamos cada noche o por esos pequeños detalles que tiene para conmigo. Saberla mi y solo con mirarla cada mañana me atraviesa la energía de hacerle frente al mundo.

Hoy no ha parado de llover, hace un frio considerable. Llego de trabajar y como ya normalmente la encuentro en la cocina preparando uno de esos platos especiales para mí o en el computador trabajando en su tesis. Hoy está en la cocina, al verme sonríe y deja su trabajo, camina hacia mí con cautela. Camino para acortar rápidamente la distancia mientras la miro fijamente. 

—Hola, mi amor ¿Por qué me miras así?

—Eres tan hermosa. Te pensé todo el día. 

—También yo —dice mientras la agarro por la cintura y la aprieto en mí—. Estás helado. 

—Tú me calentarás —sentencio.

Los siguientes días pasan a ser inquietantes en el trabajo. Le hacemos frente a una serie de problemas con otros acuerdos y damos una solución a una crisis, que de no ser porque es mínima no habríamos podido resolverla en un dia. Uno de los problemas que resolvemos es la posible cancelación de un contrato a nivel nacional de mi empresa de recursos humanos con una reconocida e importante hidroeléctrica del país. Esta es la razón por la que Michael mi abogado y amigo no estuvo presente en nuestra boda, desde hace varios días ha estado en California tratando de encontrar soluciones y asi calmar las aguas.

También hubo un cambio en algunas cláusulas del contrato demandado por los comisionados extranjeros. Planteamos algunos nuevos números, los cuales demoraran unos días para la firma del documento. La mayoría de mis reuniones fueron cansinas y además tardías con los abogados para nivelar el camino de la negociación. Con todo esto acuestas, llego tarde a casa. 

La llamada de mi pequeña hermana es el colmo para hacerme perder los estribos por un largo rato en la empresa.

—¿Por qué no fui invitada en tu boda? Se supone que soy tu hermana.