Capitulo 11

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"-"Por Jayce"-"

El dia después de la cena, logre agradecerle como se debe a mi esposa. En la mañana antes de irme al trabajo y cuando regrese hasta quedar dormidos. Nunca es suficiente con ella, siempre quiero más. Giro para ver el reloj, son las cinco y media. Ya tan pronto. Con sumo cuidado quito mi brazo debajo de su cabeza y dejo que descanse en la almohada. Si no tuviera que asistir a ese dichoso juego de tenis con un de los inversionistas ingleses y de paso pasarlo a recoger en el hotel, juro que no iría, asi me quedaría aquí con ella, eternamente. Se siente malditamente agradable tenerla entre mis brazos, es el lugar más cálido, algo asi como, el maldito paraíso. Salgo de la cama, me dirijo al closet agarro un conjunto deportivo con pans y camiseta. Me visto, escojo un par de calcetines y unas deportivas. Me siento al borde la cama de espaldas a Andy.

—¿Ya te vas?

Mi culo al parecer sacudió mucho la cama. ¡Diablos! No quería despertarla. Aunque me anima escuchar su voz somnolienta. Es tan jodidamente excitante. Como puedo trato de apresurarme a ponerme los calcetines.

—Sigue durmiendo amor, voy a jugar tenis —le digo frustrado. La tentación de estar dentro de ella y no poder ahora mismo es demasiado frustrante.

Los movimientos en la cama no se hacen esperar. De rodillas el cuerpo de mi mujer se pega al mío, me tenso al instante. Mi camiseta no disminuye el contacto, ella está totalmente desnuda. Mueve sus manos hacia mi pecho acariciándome con cada rose de arriba debajo tan jodidamente suave que mi cuerpo reacciona y mi erección resalta de mis pantalones. Si no detengo esta masacre no habrá escapatoria después y quedare mal con Rick. Su aliento golpea mi oreja y un delicado beso es puesto en mi lóbulo.

—No te vayas, hace frío —dice pegada a mi oreja en forma de suplica.

Maldita sea.

—Son negocios, amor. Y también quiero hacer ejercicio —explico más para mí que para ella. 

—Yo te prometo ejercicio —dice divertida con un dejo de seducción—. No quemarás tantas calorías como en el tenis, pero te doy mi palabra de que disfrutarás más.

¡Ah, Infiernos! Mi mujer es mayor tentación. Estoy malditamente tentado y estúpidamente excitado. Su cuerpo sigue pegado al mío. Es tan cálido y condenadamente mortificante. Ella es mi ciclo interminable de necesidad y complacencia. Solo ella. Con tan solo su mirada y su toque, todo se desborda, damos paso a la pasión, a la unión de nuestros y al amor que dia con dia crece.

Trato de desaparecer esos pensamientos, por ahora. Tengo obligaciones y... se que ella es mi principal obligación pero ella entenderá que tengo que quedar bien con los inversionistas. Renuente, me levanto de la cama. Me volteo a ella y... esto es más difícil, viéndola de frente en toda su gloria. Tomo su rostro entre mis manos y le digo:

—Cuando vuelva, te compensaré, amor mío.

Ella esboza una sonrisa. Dios, pensé que se enojaría pero ha comprendido.

—No. Dame dos minutos y te acompaño.

¡Oh! Bueno no me esperaba eso pero me vendría bien tenerla a mi lado. Aunque no me convenzo ahí estará ese inversionista y...

—¿Segura que deseas salir con este frío? —trato de eludirla.

—Sí. —con entusiasmo salta de la cama, hurga en el closet y saca un pantalón y una camisa de lana grueso.

Al pasar junto a mí. No soy capaz de resistirme, asi que la agarro y le doy un beso suave en los labios, poco a poco voy más allá y palmeo su trasero y después las masajeo. Excitada se acerca más a mí y me acaricia la entrepierna.Se escapa de mi boca un gemido ronco.

Siempre Estaremos JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora