Capitulo 17

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"-"Por Andy"-"

Agosto. El tiempo sigue su curso.

Mi estancia en la universidad ha sido satisfactoria. Me he esforzado por mantener mi cabeza despejada y ocuparla para mis estudios. Es lo único que ahora me mantiene ocupada.

Cuando llegue a Toronto no tenía muchas ganas de salir. Pero al recordar las palabras de Jayce, aquellas promesas de que se mudaría cerca mi universidad y de que me llevaría a conocer distintos lugares reconocidos, distintivos del estado. No hice más que llevarlos a cabo, yo sola.

Me he encargado de recorrer casi cada rincón de la ciudad de Toronto, escuchando como guía la voz de Jayce. Los lugares de los que me habló y que tanto ama. Pues me habia contado que el estudio durante dos años en la misma universidad en la ahora estudio.

Septiembre. Transcurriendo.

Como Jayce la describió. Toronto, es una ciudad llena de vida, con gente amable, vivaz. Una ciudad que durante estos meses se ha convertido en una preciada ciudad para mí. Todo me encanta.

Tantas promesas que no cumplirá, como llevarme a pasear, comprarme ropa, toda la quisiera. Sonrío solo de recordarlo ahora que estoy recorriendo las calles principales donde se encuentran las boutiques más frecuentadas. Siempre me negaba a que siquiera pensara en gastar en algo tal banal como la ropa, a lo cual, el me decía que yo lo valía. Siempre que recorro algún sitio y recuerdo sus palabras, llego a casa echa un mar de llanto.

Desearía haber pasado más tiempo con él, para poder atesorar más momentos junto a él. Todo se reduce a Jayce.

Octubre. Vino y se fue.

No he vuelto a pisar una iglesia desde aquel dia en el que enterramos a los escoltas caídos en cumplimiento de su deber. La verdad, es que no estoy muy contenta con Dios, han muerto personas inocentes, mi marido sigue secuestrado y ya ha pasado mucho tiempo. Pero sigo pidiéndole, rogándole que ayude a Jayce de salir ileso del infierno en el que esta y pronto recupere la memoria.

Mis sentimientos a él, no han cambiado en nada, Lo sigo amando con la misma intensidad, incluso más.

Noviembre. Rutinario.

Me he apegado a una rutina. Me he enfrascado en la universidad, en los estudios, en las cosas que me gustan para no enloquecer de verdad.

Diciembre. Otoño y su frio invierno.

Ahora la ciudad y la misma universidad se han cubierto de luces de colores y de grandes árboles navideños. Esta es mi primer navidad que pasare lejos de mi familia. Los copos de nieve caen libremente. Las calles y los techos de las casas están tapizados de la blanca nieve, haciendo de mis paseos complicados. Pero nunca fallo en pasear por las avenidas principales, por los supermercados en donde compro mi despensa y a visitar mi parque favorito, en el que, me siento a comer un bocadillo y a tomar café.

Es inevitable pensar a diario en mi marido. Dia y noche me pregunto, en donde realmente lo tienen, si comerá, si siente frio, como esta... Si se siente solo como lo estoy yo. El oscuro abismo en el que estoy inmersa ahonda mi soledad. Juro que trato retomar mi vida, de encontrarme a mí misma, de verdad que lo hago. Pero es imposible cuando aun pienso en él. En sus tiernas caricias, en su voz... lo extraño y anhelo tanto.

El cielo en este tiempo se esclarece con fuegos artificiales. Las personas viven su vida, unos con problemas, otros felices. Y yo sigo como en una pendiente, al filo de un colapso letal.

Salgo de la biblioteca, en donde, he pasado mayor parte del tiempo desde que he llegado al campus. Me encamino dispuesta de ir por un café al Starbucks más cercano. El frio se ha vuelto un poco insoportable. Al menos en Carolina no hacía demasiado como lo hace aquí.

Siempre Estaremos JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora