Capítulo 5

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Ese fin de semana había reunido amigos en su casa por su cumpleaños. Había cerrado la habitación con llave, porque había invitado a Derek, y lo que menos quería era que su pequeña hija terminara desordenando algo en esa habitación misteriosa. 

─¿No me dejarás ver absolutamente nada, cierto? ─le pregunta Henry a su amiga. Ya era tarde, pero su amigo había insistido en quedarse hasta tarde en el lugar para ayudarla a limpiar. 

─¿Cuánto tiempo más vas a insistir? ─le pregunta ella. 

─Solo he escuchado maravillas de esa habitación, creo que deberías dejarme conocerla ─sonríe él mientras deja una pila de platos en la cocina. 

─Bien... ven aquí. 


Ivy le abre la habitación a su amigo, mientras él parece también percibir la energía del lugar. Al encender la luz el hombre abre los ojos en sorpresa, mientras voltea a ver a su amiga. 

─¡Es muy lindo!

─¿Ya entiendes ahora? 

─¿Y no has tocado absolutamente nada? ─ella niega con la cabeza─. ¿Y no te da ni un poco de... miedo? 

─No, creo que ya me adapté ─se ríe─. Encontré las cartas aquí ─dice antes de mostrárselas. 

Cuando abre el cajón, se encuentra con las cartas que ella anteriormente había guardado prolijamente. Pero también se encuentra con una más, cerrada, arriba de todas las demás cartas. 

─Este no estaba... creo ─dice, Henry la observa, con una ceja alzada. 

─¿Es una broma?

─No... ─dice ella─. Es nuevo. Relativamente.

─Ivy, aquí pone dos mil diez ─dice. 

─Si, pero todos los sobres estaban abiertos. Y éste... ─dice mientras toma el sobre de la mano de Henry─... no lo está

Lo miró por un rato porque no podía creer no haber visto ese sobre antes. Le llamaba mucho la atención, tanto que revisó los demás sobres buscando algún otro que no haya abierto. 

─¿Hay más? ─pregunta. 

─El único, al parecer ─dice. 

─Bueno... no se tú, pero ésto me da malas vibras. 

─¿De qué hablas? 

─No lo sé, dices que no habías visto ese sobre, tienes la habitación cerrada... ¿no te da ninguna pista?

─¿Dices que alguien se metió a mi casa? No lo creo... quizás simplemente no lo ví... ─dice ella. 

Lo miró mientras parpadeaba, como si no pudiera creer que no lo hubiera visto antes. Estaba relativamente en buen estado, había sido abierto previamente, pero con mucho cuidado. La curiosidad seguía aumentando cuando notó que la curvatura de las letras había cambiado ligeramente.

─¿Está todo bien? ─pregunta con una sonrisa entretenida. 

─Solo investigo ─responde ella con una risita. 

─Te veo, Sherlock Holmes.. ─menciona en lo que vé como su amiga remueve las cosas de sus cajones.

Se quedó en la habitación, con un nuevo sobre para abrir. 

Aparentemente, su novela favorita aún escondía otro capítulo. 

Las Cartas de AgnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora