Capítulo 18

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 ─¿Betty? ─pregunta la chica.

─Creo que ya hablé demasiado ─dice la mujer. Entonces, Ivy la interrumpe

─No ─exclama─. No te permito que sueltes algo así y luego digas que ''ya hablaste demasiado''. 

─No quiero darte más problemas-

─Agnes, por favor ─dice la chica.

─Bien ─finalmente accede la mujer─. Conocí a Inez gracias a Betty..

Entonces, Ivy lo comprende. 

Primero la información llega con confusión, como si cuestionara la sabiduría de la mujer que sabía de antemano que ella iba a ir a su casa, o que era una escritora frustrada. Por algún motivo, cuando Agnes pronunció el nombre "Inez" Ivy quiso creer que se trataba de una confusión, y que en realidad Agnes había conservado el nombre junto a muchos otros, tantos otros, que olvidó que en realidad el nombre de su madre era Ava. 

Entonces, la confusión transmutó en su cerebro, y se transformó en desconcierto total. No conocía a ninguna Inez, al menos no que recordara. Y fue eso lo que la hizo darse cuenta de lo que ocurría. 

─¿Inez? ─pregunta entonces. Agnes la observa, también recapitulando la información que le acaba de dar a la chica. Claro que ella no conocía a ninguna Inez, y ese quizás había sido el inicio de todos sus problemas─. Tu hablas de mi madre ─menciona entonces. Siente su cuerpo tensarse, y entonces se recuesta en el respaldo de la silla─. No quiero saber nada de ella-

─Si quieres una explicación, debes escuchar-

─¡Creí que hablabas de Ava, mi verdadera madre! ─grita la mujer─. Esta mujer "Inez" a la que mencionas no quiso ocuparse de mí, me abandonó, entonces, ¿por qué escucharía cualquier cosa que tú quieras decirme sobre ella? 

─Ivy, no es como tu crees ─dice entonces la mujer.

─¿No lo es? ¿Entonces cómo es? ─pregunta─. ¿No decidió ella abandonarme? ¿Dejarme sola y esperar que me las arregle como pueda? 

─¡No! ¡Ella murió antes de poder hacer nada! ─Ivy queda completamente en shock. Jamás se había preguntado qué había pasado con su verdadera madre, solo sabía que había sido adoptada, y decidió imaginar que la habían abandonado, como a muchos de los otros niños allí. Nunca se había planteado siquiera imaginar una historia para la mujer, mucho menos un rostro. 

─¿Cómo? ─pregunta entonces. Aunque sea, se debía a sí misma comprender lo que había sucedido. Necesitaba la verdad. 

─Betty e Inez eran amigas desde la preparatoria. Conocí a Betty un tiempo después, pero no a Inez. A tu madre la conocí más tarde, cuando ya salía con Betty y tenía algunos libros publicados ─menciona─. Ambas sabíamos que tenía un amante, pero tu madre estaba llena de secretos, jamás nos dijo quién era... y cuando nos dijo que estaba embarazada... 

─Él desapareció ─dedujo.

─Tu madre le decía a todos que estaba muerto. Porque había tomado su decisión y ya no había vuelta atrás para con ella... en ese entonces comencé a viajar. Apenas un par de semanas luego de enterarme. Iba y venía de Londres, por Betty, a veces veía a Inez también ─recuerda─. Ella quería tenerte. Ser madre había sido su sueño frustrado, de hecho se había resignado a no serlo. Era una mujer preciosa, de treinta y algo de años, que hablaba hasta por los codos, como tú ─dice, queriendo causar un mínimo efecto en la chica, que no pareció inmutarse─. Quería quedarse contigo, por supuesto. También tenía un trabajo, pero Betty amaba a los niños, así que tenía pensado quedarse también contigo y encargarse de tí, juntas ─había una realidad, y era que mientras más hablaba Agnes, más pena sentía ella por la mujer a la que no había conocido. Así que decidió ir al punto. 

Las Cartas de AgnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora