Paso mas tiempo en prisión que en quirófano.

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No había nada que pensar. No eran moneda de cambio.

-No, no te importan los niños, quieres el control sobre mi. No te daré esa satisfacción.

Hizo su caracteristica mueca de molestia.

-Entiendo. Pudrete en prisión entonces. Y esa manita que no te va a funcionar.

Tomó mi mano izquierda y la apretó con demasiada fuerza haciéndome doblar las rodillas y caer casi al suelo.

-Eres una perra.

-Y muerdo. Cuídate.

Sonaba mas a una amenaza que a un consejo. Su ofrecimiento hizo eco, no cambiaría a mis hijos por nada. Finn tenía un estupendo progreso desde que no está con ella todo el tiempo. Habla un poco mas, se expresa y se deja tocar las manitas. Ahora salta mucho, grita y repite la misma oración todo el tiempo.  Ya no se lesiona y eso es muy importante para todos.

No podía permitir un retroceso en el avance de mi hijo. Necesitaba hacer algo. Luna es completamente lo contrario. Ella eligió estar conmigo y no se iría, no soportaba a su mamá en esta etapa. Era difícil lidiar con las dos juntas, peleaban por todo y Luna al tener el mismo carácter que Glimmer, hacía una "bomba" la convivencia, en palabras de Finn.

Catra cada vez formaba una relación mas apegada con Finn. Platicaban y el niño le preguntaba cosas sin reparo o incomodidad. Luna pasaba desapercibida, aunque si la observaba mucho.

El juicio tomaría al menos 3 semanas como mínimo. Seguíamos en el desahogo de pruebas y a Cat le quedaban 3 días conmigo. Debía regresar al hospital. Mi rehabilitación iba aparentemente bien, solo que realmente no sentía cambio en mi funcionalidad pese a que todos los estudios concluían que no había daño a nivel nervioso o en tendones, tampoco muscular. Quizá solo era mi cabeza jugando una mala pasada.

Durante la semana y media que llevaba conviviendo a diario con Catra, descubrí muchas cosas. Duerme horrible, roba mis cobijas, roba mi almohada y me empuja de la cama; le gusta el café negro con poca azúcar, ver caricaturas, rie de manera nasal por tonterías y se resiste a recibir mi amor de manera física siempre y cuando no sea sexual.
Supuse los primeros días que estaba molesta ya que esperar a que me sacaran de prisión y luego lidiar con mis exigencias estaba difícil. Aunque su frialdad se volvió algo común. No me tocaba para nada, platicábamos sobre situaciones y personas sin mucha relevancia, sobre los niños y el juicio, nunca sobre nosotras. Yo no sabía cómo sacar el tema a flote para no incomodarla. Ella vivirá aquí, incluso estoy segura que podría llegar convencerla de vivir conmigo si quisiera y me diera la oportunidad de invitarla, pero existía el miedo al rechazo. Era entendible ya que lastimé mucho su corazón y traicioné su confianza.

-Gatita, te marchas en 2 días. ¿Qué se siente volver a estár lejos de mi?

-He estado lejos de ti 4 años. ¿A qué te refieres?

-Mejor ser directa y sincera. Siento que estás bastante fría.

Dejó caer lentamente la taza donde bebía café.

-Esto es lo que soy ahora.

Reflexioné sobre ese comentario a la defensiva.

-Algo ocultas y quiero saber qué es.
Suspiró y echó la cabeza hacia atrás.

-Me rompes, Adora. La culpa de que tu mano ya no sea la misma me come viva, aunado a que puedes perder tu carrera por no detenerte al hacer esa cirugía... No puedo con esto. Estoy intentando, pero es difícil. No por ti, amarte es sencillo. Es mas por mi y quizá un poco, mis inseguridades. He estado tranquila alejada de Boston y esos malos recuerdos que directamente se relacionan contigo.

Sugar parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora