Maldita malagradecida.

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Me asustó, lo admito. No esperaba que estuviera ahí y menos que corriera a abrazarme como lo hizo.

-Te extrañé -Dijo soportando el sollozo.

-Siento haberte plantado, estuve pesa. Supongo que ya te contaron.

Asintió solo con la cabeza mientras se recargaba en mi pecho. Eso era nuevo. Acaricié su cabello sin movernos del pasillo. Solo nos pegamos a la pared para dejar pasar al personal.

-Gracias, Mara. -Le dije. -Te debo mil de estas.

-No es nada. Debo darte momento de felicidad antes de que vayas pesa de manera definitiva.

Catra volteó a verme a la cara preguntando con la mirada si eso era cierto.

-No mientas, Mara. No iré presa, carajo. Todo se está arreglando. Pero el que sí irá preso es tu ex. Bueno, ya se encuentra preso -Reí.

Al parecer no le importó la noticia.

Caminamos hasta la oficina de Hope dónde ya nos esperaba.
Entramos y Hope ocupaba el que fue mi lugar por algunos años. Mi placa ya no estaba, solo la vi encima de un pequeño archivero. Hope no usaba la suya o tal vez aún no tenía una.

-Tengo resultados nuevos de la autopista de tu suegro. A lo mucho te pueden culpar de iatrogenia. Solo en eso puedo ayudar, si te sirve.

-¿Reduce la culpabilidad?

-Digamos que lo mataste sin dolo y por un mal programa de tratamiento. Dudo que te quiten la licencia, pero no soy abogada, ¿Me entiendes? Mejor revísalo con la ley.

Catra me sostenía fuerte de la mano, aunque no era capaz de sentirlo del todo, no tenía mucha sensibilidad al tacto aún.

-¿Volveré a ser jefa?

-¿Es lo que realmente te importa?

Dudé un poco. Realmente me importaba regresar al quirófano.

-Quiero operar otra vez.

-Excelente. Llámame jefa a partir de ahora. Espero que tú problema legal se solucione y nos veríamos de nuevo como colegas, ya no como la madrastra de tu novia.

Eso era raro.

Me giré a ver a Mara.

-Solo tiene dos semanas con nosotras, tranquila.

Dos semanas me ocultaron esto. ¿Por qué ella no me buscó tampoco?


Mas tarde nos vimos fuera del hospital. Esperaba sentada en una jardinera mientras Mara se desocupaba.

-Siento haberte bloqueado. Debí escuchar tu versión de los hechos y no solo pensar lo peor de ti. ¿Como quieres que piense cosas buenas cuando llegaste a mentirme tanto?

Tenía un punto.

-Desbloquea mi número para que leas la explicación. Cuando por fin pude comunicarme contigo, ya era imposible. Habías roto la conexión. Te juro que todo estaba listo para pedirte que te quedaras a mi lado como mi novia ahora que por fin puedo estar tranquila y sin mi ex esposa merodeando. No había estado mas segura de nada en esta vida, como cuando te conocí y quise que estuvieras en mi vida para siempre. Esos años lejos me enseñaron un millón de cosas, cambié lo que era y me enfoqué en poder hacer las cosas bien para recuperarte, pero parece que el maldito destino no quiere vernos juntas. Cada vez que salía esperaba verte y aunque estas últimas semanas no he salido casi de casa y el hastío me está consumiendo junto al enojo por no poder recuperar mi mano...

-Eso es mi culpa. -Interrumpió.

-No, claramente no lo es. No sabías que un loco decidiría clavarme la mano a tu hombro. Solo escucha lo que tengo para decir y no me interrumpas, por favor. Quédate. Quédate conmigo por favor. -Acariciaba la caja con el anillo dentro de la bolsa de mi suéter. Siempre cargaba con el. -Quédate a mi lado, por favor. No es una súplica desesperada, puedes decir que no, siempre puedes. Hemos pasado muchas cosas juntas y creo que la única conclusión a la que puedo llegar es que realmente te amo. Realmente quiero vivir lo que me quedande vida amándote y adorandote aunque decidas que tu vida no es a mi lado. Sin importar tu respuesta, siempre voy a amarte, lejos o a mi lado.

Sugar parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora