El miedo que sintieron esa noche fue inolvidable, para cada uno, pero… por desgracia, lo que sintió la mujer de hebras oscuras fue traumático. No podría describir todas las emociones que sintió porque sería imposible, eran tantos sentimientos diferentes que cualquiera pensaría que había perdido la cordura, ¿Y quién no?
Había perdido lo que más amaba, lo que añoraba tener entre sus brazos para darle todo el amor que merecía, pero nadie esperaría que sus sueños fueran aplastados por un ser sin corazón, un hombre siniestro que se encargaría de tener a esa mujer cueste lo que cueste. Su obsesión por ella era tan grande que no le importaría terminar con algunas vidas por tenerla, no la amaba, pero estaba loco por ella.
Su retorcida mente estaba invadida por deseos atroces, inhumanos. Y no permitiría que nadie ni nada se interpusiera en esos planes, mataría a cuántos fueran necesarios para cumplir cada uno de ellos. Por qué le encantaban esas facciones de desesperación, de pánico. Verla temblando de miedo mientras sus gritos salían de su garganta rogando por ayuda, no permitiría que nadie más se atreviera a hacerla sufrir como él lo hacía, y ese pequeño que crecía en su vientre solo era un impedimento que pronto desaparecería para siempre.
Lo había conseguido.
Finalmente terminó por aplastar el corazón noble de aquella joven mujer. Su mirada se había apagado cuando la desgarradora noticia salió de los labios del hombre de cabellera canosa en la habitación del hospital. Los días habían pasado pero en ella solamente crecía más el sentimiento de impotencia y rencor puro por cada una de esas despreciables personas, aunque esta fuera una palabra que les quedaba grande a comparación de lo mierda que eran.
Esa noche, sus lágrimas corrieron por sus mejillas sin control, su corazón se contrajo de dolor, las uñas en sus dedos se clavaron como cuchillas en las sábanas de la camilla, su entrecejo se frunció mientras sus ojos se cerraban fuertemente en un intento de despertar de la horrenda pesadilla, pero después de que reprimiera sus sentimientos de agonía por muchos tiempo, terminó por desmoronarse.
Pero, no había sido la única en encariñarse con ese pequeño ser, también en la cabeza y corazón del uruguayo se imaginaba una familia. No lo había planeado, pero estaba más que seguro que amaría a su familia por sobre todo, aunque sus decisiones no terminaron ser las mejores, amaba imaginar un futuro feliz dónde lo compartiría con la mujer que lo cautivaba con una sola mirada, con esa pequeña parte de él que ansiaba por tener entre sus brazos. Pero ahora todo eran simples ilusiones, sueños que nunca se harían realidad.
Los dos terminaron por perderse en un mar de sueños imposibles donde estarían juntos, ya no quedaba nada más. Se amaban más allá de todo, pero sus corazones estaban tan rotos que ninguno estaba listo para estar junto al otro. Las peleas habían comenzado y con ello, solo lograron dañar más el uno al otro. Claro que se querían, pero ya no se imaginaban en un futuro juntos.
—¿Estás segura de esto? —cuestionó el hombre sentado en el sofá con un rostro neutro mientras mantenía su mirada fija en los azulejos de la sala.
Su respuesta tardó unos segundos en llegar, la joven mujer enfrente de él mantuvo su cuerpo sereno y en un total silencio enfrente al hombre con nacionalidad uruguaya mientras pensaba en una respuesta concreta. No estaba completamente segura de lo que estaba a punto de hacer, pero estaba segura que al menos encontraría algo de paz después de tanta agonía.
—Ya tomé la decisión —respondió secamente—. Nada de esto es sano para nadie, mira en lo que resultó, lo que provocó.
—Perdón… no pude hacer nada para ayudarte cuando más me necesitabas… cuando me necesitaban —corrigió en un murmullo melancólico.
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𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 ━━ F.V.
Lãng mạn«Todo comenzó con un accidente, ahora puedo decir, que fue el accidente del que nunca me arrepentiré.» * * * Federico Vigevani, un joven hombre mujeriego que se dedica a subir contenido en la plataforma YouTube. Todo en su vida marchaba bien, hasta...