𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 ━━ F.V.

𝟎𝟎𝟔

Las semanas pasaron rápidamente, aunque no se podría decir que de la mejor manera, las cosas se habían complicado con la compra del segundo payaso de la Deep Wep y con ello un inicio a una serie de sucesos extraños.

Las cosas habían cambiado drásticamente a partir de esa noche llena de gritos, adrenalina y nuevas teorías sobre lo sucedido. Ninguno de los participantes se esperaba todo lo que seguiría después de verse frente a frente con un payaso de más de dos metros, maquillaje terrorífico y una escalofriante voz que les erizaba la piel, pero algo que nunca podría olvidarse fue esa misteriosa desaparición de dicho personaje en el sótano de la casa.

Nadie estaba seguro desde ese momento, desde que perdieron a una persona dentro de su propia casa, además de varios acontecimientos que nadie se esperaba, pues la joven mujer que no tenía nada que ver con el experimento con payasos afirmaba ver una persona encapuchada seguirla a cada lugar, a cada salida, a dónde sea.

Por su parte, ella sabía perfectamente todo lo que había pasado esa noche y tras eso, no paró de insistir con el castaño que parará sus planes, sabía que tarde o temprano todo se saldría de sus manos, como esa misma noche donde inevitablemente una persona de más de dos metros desapareció en su propia casa.

Los peores acontecimientos de su vida comenzaban a atormentarlos, el mismo uruguayo se encontraba preocupado, no sabía en qué momento había terminado en contratar dos personas para cuidar a la mujer que comenzaba a ser una persona que poco a poco iba encarnarse en su vida para formar parte de ella. Lamentablemente sus planes no volvieron a funcionar cuando se enteró que uno de los dos hombres que había contratado había tenido un misterioso accidente que por fortuna no pasó a mayores, pero, eso había sido una perfecta interpretación para no dejarla sola, para estar cerca de ella desde ese mismo momento.

No fue para nada fácil convencerla, era sin duda una persona muy terca, protestaba una y mil veces que no quería mudarse con ellos, no porque no le gustará, sino más por comodidad de ellos. Había durado algunas horas resistiéndose a esa idea para evitarles molestias o incomodidad, pero al ver que las cosas cada vez empeoraban más. Observó su situación, ahora las personas que seguramente la podrían ayudar más eran ellos, ellos eran su pilar y ella la de ellos, y sin más, aceptó.

La primera semana fue una llena de felicidad por los jóvenes que la recibieron con los brazos abiertos, aunque fue algo extraño para todos acostumbrarse a la presencia de una mujer en la casa, comúnmente solamente era la señora que los ayudaba con la limpieza, pero ahora tener una mujer que estaría con ellos todo el día era algo difícil de acostumbrarse pero no imposible.

Con la semana a punto de concluir, un nuevo día comenzaba a aparecer. El resplandeciente sol hacía su trabajo como todos los días, la mañana parecía ser una tranquila dónde lo único que se escuchaba en la casa y los alrededores era las aves cantar, los carros pasar, el sonido de la ciudad comenzando a activarse como cada día, y uno que otro vendedor callejero.

Una joven mujer con el cabello desarreglado, un par de pants holgados de color gris con una camisa aún más holgada de un color más oscuro y una cara somñolienta bajaba por los escalones del segundo piso con suma pereza, sus pies se arrastraban por el piso hasta dirigirse a la cocina completamente vacía.

Sus planes para el día de hoy no iban más allá de estar en el jardín revisando algunos pendientes que su propio jefe le había mandado hace unas horas, y es que ahora que tenía estrictamente prohibido salir de la residencia no tuvo de otra más que pedir tiempo de discapacidad por su embarazo. Era algo que no podía suspender, claro, hasta que un mensaje inesperado de su “pareja” provocó un bloqueo en su cabeza.

El rostro se le había puesto pálido, sus labios se entreabrieron al leer la corta frase que proyectaba la pantalla en su mente.

«Ya vamos para allá».