La mirada afilada de la joven estaba dedicada a una sola persona, aquellos orbes profundos que eran opacados por una oscuridad inimaginable era por alguien en particular, aunque esa persona ahora se encontrará en una mezcla de sentimientos encontrados, tal como la confusión, pánico… terror.
Y no era para menos.
Cuando el primer paso de la azabache se hizo presente sobre la habitación, una aula de oscuridad tenebrosa que causa escalofríos se hizo presente, el ambiente se volvió pesado, el corazón se acelera a cada minuto, las manos tiemblan sin frenesí y lo único que se piensa es en salir corriendo de ahí cuando el sentimiento de sobrevivencia corré por cada vena.
Pero, no parecía ser ella, había una sombra escalofriante que se adueñaba de ella a cada segundo que pasaba, cuál pesadilla que causaba desvelos en una noche lluviosa. Además de su espeluznante presencia, había algo que los dejó completamente perplejos, pues en su pómulo izquierdo se encontraba un hematoma de gran magnitud que comenzaba a volverse púrpura, la parte derecha de su labio inferior estaba partido en una delgada línea hasta recorrer la pigmentación morada a la comisura.
—¿Les gusta mi sorpresa?
Las palabras habían salido de la boca del payaso con una tonalidad burlesca, su cabeza se había ladeado a un costado y su sonrisa apareció como la más grande de la noche, dejando ver sus dientes sorprendentemente en un estado perfecto de blancura, había algunos desperfectos pero estos parecían ser casi nulos en aquella dentadura que salía a la luz cuando las sonrisas parecían ser de emoción pura, una psicópata emoción.
El sonido de las carcajadas pronto comenzaron a retumbar por cada rincón, cada risotada de euforia fueron acompañadas por los gritos desesperados de cada joven en busca de piedad, eran tomados por la fuerza y obligados a beber del misterioso líquido que albergaba la jarra de cristal en manos del tercer payaso de sonrisa torcida, su maquillaje estaba regado y su traje manchado por el líquido que cargaba en aquella jarra.
Cuando todo se estaba convirtiendo en el inicio del caos la cámara fue encendida, presenciando cómo cada uno de esos hombres eran obligados sin consideración alguna a tomar de la bebida espesa con tonalidades confundibles de sabor amargo y asqueroso, causando repulsión instantánea a quién lo probaba.
—Todos tuyos, hermanito.
Esas simples palabras parecieron ser nada, solo palabras cargadas con burla por parte del de mechas blancas, pero, en realidad habían significado más de lo que esperaban.
Haber bebido de ese líquido solo significaba el inicio al verdadero infierno, el comienzo a su más grande pesadilla que no tendría fin hasta verlos sufrir.Aunque para la azabache había comenzado desde que decidió soltar la más grande estupidez de su vida, creyó que todo saldría bien, pero todo se salió de sus manos de un segundo al otro. Todos sus sueños se habían desmoronado cuando las personas de túnica roja habían entrado a esa maldita habitación para hacerle lo que más temía, terminando con sus sentimientos y más grandes ilusiones en esta mediocre vida, comenzando las más horribles.
Se había creado una falsa ilusión de que ellos terminarían saliendo de ahí sin verse afectados gravemente, pero esas personas estaban ahí para despertarla en la dura realidad de que nada era un cuento perfecto donde tarde o temprano todos terminaban felices y contentos, ahora estaba en la realidad de que no todos los sueños se cumplían, que no todos los cuentos de romance terminaba en un felices por siempre.
El verdadero infierno comenzaría.
Los orbes sin vida de la mujer presenciaron lo último que deseaba, su corazón bombeó con la misma rapidez en la que sus amigos caían al piso de rodillas para hacerlos beber de la repugnante bebida que ella misma ya había tomado. Recordar la sensación que provocó, el malestar que recorrió por su garganta, el sabor tan fuerte que todavía aguardaba por completo su cavidad bucal y gran mayoría de la garganta solo causaba la sensación más asquerosa que jamás logró experimentar.
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𝐀𝐂𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 ━━ F.V.
Romance«Todo comenzó con un accidente, ahora puedo decir, que fue el accidente del que nunca me arrepentiré.» * * * Federico Vigevani, un joven hombre mujeriego que se dedica a subir contenido en la plataforma YouTube. Todo en su vida marchaba bien, hasta...