Vigésimoprimera bala

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Con paso lento porque el dolor era palpable Mördare decidió ignorar a Tyron al cual casi le escupía en la cara como si fuera una cobra, el que le hubiera llamado niño ridículo cuando el mismo era un adulto bastante patético llamándolo con motes cariñosos solo para disimular su creciente necesidad de afecto y empalagoso romanticismo, así como su patológica codependencia.
Algo que había aprendido rápido que con Tyron era mejor no gastar saliva que después sería útil para una monumental mamada.

Una vez templada el agua, Mördare empezó a lavarse mientras Tyron se aliviaba.

El agua en su piel se sentía tan bien que por unos segundos olvido la molesta presencia de Tyron en el espacioso y rustico baño, hasta que la cortina se corrió y un espléndido hombre entro tomándolo por la cintura para restregar su amenazante verga en medio de ese par de esponjosas nalgas que necesitadas e inconsciente se ofrecían a Ty el cual rio entre dientes y con su boca posesiva, Tyron dio un hambriento beso en la clavícula de Mördare quien gimió mientras sumiso dejaba caer su cuello a un lado ofreciéndose como víctima de un sacrificio o preso de un erótico estupor.

—Pon las manos en la pared, ordeno Tyron, una vez más Mördare quiso protestar, pero su batalla estaba perdida desde el momento en que había entregado su verdadero nombre. Tampoco veía la lógica de negarse un excelente polvo, aunque Ty insistía en llamarle hacer el amor.

Con las manos en las baldosas, Mördare separo más las piernas y cerró los ojos cuando sintió las hábiles manos de Tyron recorrerle, un suave y seductor gemido escapo de su boca mientras que su cuerpo ansioso esperaba lo que sea que Tyron quisiera hacer pues era suyo.

Mördare abrió los ojos de golpe, como si el peso de aquella verdad le aplastara la razón.

La mano jabonosa de Tyron empezó a hurgar en el suave agujero que aún se encontraba tierno y escocido por la madrugada reciente.

Mördare hubiera huido, pudo haber decidido poner una muy sana distancia pero... era tarde, Tyron tenía su corazón y nadie vive sin eso. Así que en medio de un baño rustico, mientras Tyron tenía un dedo dentro de su culo, Mördare decidió ser feliz, no se negaría esa oportunidad que se le estaba entregando, y sobre la cual tenía el poder de tomar lo que necesitaba y lo quería.

—Eso es, siénteme, siente como tu cuerpo sabe que es mío de todas las formas posibles.

Tyron hablaba como si hubiera estado parado en medio de la mente de Mördare y hubiera visto el remolino que se avecinaba en forma de ideas. Una parte de Tyron sabía que Mördare había cedido, pero Ty quería escucharle decir que lo amaba.

Los suaves gemidos necesitados de Mördare poco hacían para mantener el férreo control que quería tener Tyron antes de tomarlo duro y profundo.

—Aaagh, Tyron, por favor...

Tyron sin delicadeza tomo la dura polla de Mördare y empezó un suave masaje y este movía las caderas de forma errática, pues tanto como quería ser empalado, también, quería ser masturbado, pero Tyron no lo dejaría hasta que le entregue las palabras que quería escuchar...

—Vamos Clau, dime que me amas.

Los hombros de Mördare se tensaron por una fracción de segundos y sintió su lengua pegada al paladar.

Ya se le había quitado demasiado en la vida, ya era suficiente. Ahora era amado, ahora era atesorado y adorado, de nadie más que solo de él dependía sentir ese amor.

Ya no mas ser el peón de otros, ya no mas ser alguien que él no quería. Sus sueños fueron asesinados antes de que estos nacieran y era momento de ser libre.

Ya no jalaría el gatillo o empuñaría un cuchillo en venganza de aquellos sueños, matando los de alguien más Él era libre y viviría como tal aunque eso le llevara tiempo, pero sabía que Tyron no lo dejaría solo.

Traición en la casa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora