Novena bala

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El viaje era incómodamente silencioso, en otro momento tanto Mördare como Tyron hubieran apreciado eso, pero no ahora que iban a perderse juntos un tiempo.

Pararon en una pequeña gasolinera y cargaron, el silencio era como un gigante que los aplastaba, un gigante invisible al cual ninguno sabía cómo combatir, de esa forma siguieron unos minutos más hasta que el hambre empezó a manifestarse en forma de gruñidos.

Tyron decidió parar en una cafetería a un lado de la carretera, se estacionó y apagó el motor, Mördare lo miró por primera vez en todo ese tiempo.
—Vamos a comer algo, —Tyron no esperó respuesta alguna y salió del auto.
Mördare suspiró, las piernas ya las sentía entumecidas, por mucho que quisiera no tener que entablar una "plática" con Tyron, las circunstancias provocaban el tener que relacionarse, esperó unos sanos quince minutos antes de alcanzar a Tyron en el interior del lugar.
Mördare relajo los hombros, podía hacerlo, estaba entrenado para aparentar calma y paz.

Mördare entró a la pequeña cafetería, su vista rápido encontró a Tyron sentado platicando amenamente con un hombre mayor.

Con cautela se acercó, Tyron y el hombre dejaron de hablar, Mördare observó al tipo, era un hombre como de cincuenta y tantos años, barbudo, del tipo que tiene una granja. Sus botas estaban manchas con tierra y olía a estiércol de animales, pero no era un olor desagradable.

—Mördare, te presento a Marcial Travis, vive en el pueblo al que nos dirigimos.
Mördare sonrió al hombre que a su vez devolvió el gesto.

—Mucho gusto hijo, tu compañero y yo platicábamos sobre las propiedades disponibles en el pueblo y creo les interesaría ver una casa con algunas hectáreas, es un rancho pequeño, era de mi difunta esposa, pero mi hijo no está interesado en esa pequeña propiedad.
Mördare mostró interés en la descripción del hombre haciendo preguntas sobre los lugares que tendrían cerca, como supermercados, hospitales, estación de Policía.
Preguntó también sobre los recursos que podría dar el rancho, Tyron escuchó atento algunas preguntas que hacia Mördare, parecía que el joven conocía el manejo de una propiedad de ese tipo lo cual agradeció pues él no estaba seguro de qué preguntar.

—Bien Marcial, estaremos ahí en dos horas si te parece bien.
Marcial les sonrió amistosamente.

—Enserio espero que les guste la propiedad, nos veremos en dos horas Ty, tienes mi dirección y mi número.
El hombre habló con una cómoda y familiar confianza.

Tyron sonrió agradecido, —claro Marcial, ahí nos vemos.

Una vez sólo Mördare se relajó.
—Entonces, ¿veremos esa propiedad?, —Tyron alzó la mano para llamar la atención de la bonita mesera que con toda la coquetería del mundo se acercó hasta Tyron.

—¿Qué puedo servirte, guapo?, él guiño sexy dejaba claro que tenía toda la intención de ofrecer otras cosas,—Tyron rió entre dientes, mientras Mördare indiferente leía la carta.

—El guisado del día por favor y un agua de jamaica. —Tyron cerró él sencillo menú y lo entregó a la agradable mujer la cual dirigió su mirada algo más lasciva a Mördare que sin prestar atención pidió un filete medio cocido, verduras cocidas, ensalada y agua.

—En un momento les traeré sus pedidos.
Con un contoneo extra de caderas la mujer desapareció detrás de una puerta.

—Bien, comamos rápido para que podamos llegar a tiempo y ver esa propiedad.
Tyron miraba a Mördare que seguía igual de inexpresivo.

—Me parece bien, sólo deja que traigan nuestras comidas, no me voy a comer la mesa solo para tener algo en el estómago y poder irnos, — Mördare sonaba a adolescente furioso.
Tyron giró los ojos por el infantil sarcasmo de Mördare.

Traición en la casa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora