Día 2 - Lluvia

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Alerta de contenido: angst, Segunda parte.

A Katsuki no le gustaba mentir, si tenía algo que decir lo hacía, sin importarle si lastimaría a la otra persona o no, ir al grano era lo correcto. Sin embargo, él era la excepción, él es quién más le importa, no quería lastimarlo, jamás fue su intención, se odiaría si apagara a esa persona tan buena que es él; pero tenía miedo, miedo de permitirse amarlo, de entregarse a lo desconocido y salir herido o aún peor, tenía pavor de no ser lo que él buscaba.

¿Cómo es que había caído tan bajo?, ¿Acaso enamorar a alguien tan puro y destruirlo a pedazos fue un juego para él? ¿En qué estaba pensando? ¿Quién hacía eso a la persona que más amaba? ¿Sólo por un trabajo que no duraría para siempre, desechó lo que sí lo haría? No podía ni mirarse al espejo después de lo que hizo.

Le había explotado la cara a quién juraba era con quien debía pertenecer, aventó a los lobos a quién lo había rescatado de ahí. Se supone que había entrenado toda su vida para no sentir miedo, pelear toda batalla victoriosamente ¿Cómo pudo ser tan cobarde con él entonces? ¿Cómo pudo crearle pesadillas a quién lo salvó de las suyas? ¿Cómo pudo hacerle cicatrices a quién besó las suyas? ¿Cómo pudo aplastar los sueños de quien era el único suyo? ¿Sólo por temer no ser suficiente? Él solo se autosaboteó para no ser quien Eijiro merecía.

Trabajar como si no hubiera mañana, buscando la fama que lo validara como héroe, lo obligó a deshacerse de muchas cosas, se arriesgó tanto para cumplir sus metas, metas que ahora no tenía con quién celebrar haberlas logrado. Todo por la idea errónea de que él no fuera una meta. La cobardía para decirle cuánto lo respetaba, lo amaba, lo necesitaba. Creyó que él entendería (siempre lo hacía), que la idea de estar juntos estaba presente, pero quería asegurar poder tener el camino libre, que no hubiera una sola piedra para cuando caminaran por ahí. Tener el terreno listo y caminar incluso descalzos, pero se olvidó de pedirle estar con él, de tener una pala para sacar juntos cualquier estorbo. Todo por ese maldito miedo.

Sabía que en agosto, muchas compañías estarían de vacaciones esa semana por el festival, pero en su agencia podías no tomarla y eso fue lo que hizo, trabajaría esa semana para juntar días y tener más vacaciones a fin de año. Ese era el plan, sorprendería a Eijiro con toda una semana para ellos dos, para celebrar su aniversario. Desgraciadamente tuvo que descubrir esa maldita caja entre las cosas de él, tuvo que ver el contenido y asustarse hasta quedar helado. Eijiro iba a proponerse, quería casarse, pero Katsuki no podía, aún no.

Tal vez la propuesta debió ser una señal para que supiera que de verdad lo amaba, que realmente quería formar una vida con él, pero entró en pánico, no supo cómo reaccionar más que su típica forma arisca; preferirío seguir trabajando a ir a Tokushima. A afrontar la realidad, mentirse a sí mismo de la existencia de ese anillo y perder su única oportunidad de aceptar sus sentimientos.

Huir a casa de sus padres tampoco fue lo más sano, pero no podía estar ahí cuando Eijiro volviera, que intentara pedirle su mano cuando sabía que no se merecía atarlo de esa manera (ya no importaba cuándo), obligarlo a estar con alguien tan embrujado como él. Porque Eijiro es un sol, lleno de vida, que da su calor a todos y él sólo una tormenta de medianoche, frío, oscuro, una bola de depresión que jamás mereció tener de ese calor, de ese amor.

Actuó como si Eijiro no le hablara, no abrió los mensajes y mucho menos regresó al departamento, no quería escuchar las quejas, las reprimendas de no haber ido, justificarse con el trabajo mientras le pedía a sus compañeros ser su escudo. Prefería pensar que lo rechazaba por ser un adicto al trabajo a que después de años, siguiera escuchando sus propias palabras de odio en vez de sus palabras de amor.

Al final simplemente le regreso sus cosas, le regreso todo rayo de luz que alguna vez le dio, toda muestra de cariño que jamás debió pedirle, que jamás debió utilizar para terminar su lluvia; pidiéndole perdón por todo. Por ilusionarlo de tal forma que sabía cómo le cayó el peso por ver cómo era realmente estar con él.

Ignoró a sus amigos y familia, se enredó en sus propios delirios, metiéndose en un capullo de auto-desprecio, incapaz de escuchar cómo él lo llamaba, le suplicaba usar la espada que le había dado antes para romper esa maraña de mentiras. Pero ya no podía hacerle eso, lo iba a ahogar, hundiría su barco con ese huracán de pesadillas, debía regresarlo a tierra, asegurarse de que no lo matara para que Eijiro saliera a esa playa seguro y seco.

Ojalá así pudiera hacer su vida de nuevo, que conozca a quién deba estar en su corazón realmente, que le de un paraguas y lo aleje de su lluvia, que su miedo no lo consuma al grado de no ver nada más. Ojalá encuentre un amor que lo haga olvidarse de él, que deje de pensar en él, como Katsuki pensaba en él en las medianoches como esta.

Continua en día 3.

Canción de inspiración: Midnight Rain.

Mes Kiribaku 2023 (Taylor's Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora