Pertenecer a la familia Kirishima-Bakugo significaba tener una historia estrecha con los festivales y celebraciones del país; el inicio de todo sucedió gracias al de la preparatoria donde asistieron los padres (el festival deportivo), la fecha en la que encontraron a su primogénita (el Kasuga Wakamiya On-Matsuri), el cumpleaños de los mellizos (Halloween), el de su tercera hija (el Mitama Matsuri), el de su segundo hijo (Día de las montañas) el de su cuarta hija (las preparaciones del setsubun), hasta los padres cumplían cerca de festividades de primavera y otoño. Así que no era de extrañarse que Shin, su primera celebración, trabajara en la organización de flechas tan importantes para Japón.
Sus mejores memorias se encontraban donde había un festival; hasta parecía que sus padres habían planeado tener a sus hermanos en esas fechas, tanto que se volvió una tradición asistir a cada lugar dónde se llevan a cabo; pues teniendo su agencia propia, daban esos días de asueto y nunca hubo inconvenientes (más que cuando sus hermanos eran muy pequeños para poder ir). Joder, incluso su nombre tenía que ver: Shintai, lugar u objeto adorado en santuarios sintoístas, por creerse que en él residen las deidades. Era demasiada coincidencia, debía ser una especie de sincronicidad.
Conocía las costumbres de cada uno al pie de la letra, memorizó cada vez que sus hermanos conocían por primera vez el templo o la festividad, como sus pequeñas caritas se iluminaban al escuchar qué se celebraba. Ya fuera en primavera, verano, otoño, invierno, cada estación tenía ese encanto para cada uno de ellos. Todos los pasteles que comieron en la misma cafetería de regreso a casa, todos los regalos dados antes de ir a la cama, todos los abrazos y besos que se daban entre ellos; los recordaba como si fueran fotografías.
Era la forma en la que su familia se conectaba, ahuyentaba las malas vivencias de esos meses, aún cuando renunció al curso de héroes; cuando Akemi tenía problemas de atención; cuando Izuma enfermó acabando en el hospital; cuando sus padres no se hablaban por semanas. Las vacaciones de un día siempre les brindaban la paz que necesitaban en ese momento. Podía sentirse una niña corriendo tras sus hermanos y hermanas, riendo y burlándose de los melosos que se volvían Eijiro y Katsuki. Era como si nunca hubiera crecido.
Limpiar el chocolate de la cara a Kyomi; Coser el disfraz de Akemi antes de su fiesta de cumpleaños; Ver brincar de emoción a Izuma al asistir por primera vez al encendido de las linternas en Tokio; Darle los yenes a Touma para comprar su primer Omikuji; Enseñarle a Yuna cómo aventar los frijoles del Setsubun; Las guerras de nieve con Katsuki; Rescatar al que sería su gato con Eijiro. Cómo deseaba que se quedaran así de pequeños los seis, que nunca crecieran.
Imploraba que nunca dejaran de llamar 'Dynapa' a Katsuki; que nunca dejaran de subirse a la espalda de Eijiro para ver cuánto los aguantaba. Les deseaba que nunca pelearan con ellos; que nunca los hicieran llorar por alguna estupidez en su adolescencia; que cuando se gradúen de la universidad ellos estuvieran ahí para obsequiarles un ramo enorme y se tomaran una foto juntos donde sonrieran orgullosos de ellos.
Les pedía a los dioses que cuando les rompieran el corazón, los hicieran menos, recordaran que sus padres les enseñaron a ser fuertes y no importarles lo que las demás personas dijeran de ellos. Que cuando tengan miedo, supieran que ella y sus papás estaban ahí, que no estaban solos. Que cuando les presenten a la persona que aman, Katsuki los moleste con que por fin alguien más los aguantará, mientras Eijiro les hace mil preguntas sobre su relación sin dejar de sonreír.
Shin deseaba que sus hermanos nunca crecieran, que ella nunca hubiera crecido, porque ahora siendo una adulta, en un nuevo departamento, en otra ciudad, cubriéndose con la manta de su infancia; no podía seguir mintiéndose que no extrañaba esos tiempos más sencillos, que no extrañaba a su familia.
-Shin- vio en la pantalla a su papá Eijiro sonriéndole como siempre - Hola mi niña de las nieves.
-Hola pa- saludó con los ojos llenos de lágrimas.
-Kats, es Shin- llamó a su otro padre- ¿Qué tal todo? ¿Qué tal Kioto?
-Shin- Katsuki apareció en la cámara- Al fin hablas ¿Cómo estás? Tienes calefacción ¿Cierto?
-Hola Dynapa- ahora sí estaba llorando- Todo bien por acá apenas me instalé, así que me dormiré con muchas cobijas -rió- Fushimi-ku es hermoso, cuando lleguen para el festival les daré un recorrido, Touma se va a poner muy feliz explorando la montaña.
-¿Qué tal el trabajo? -preguntó Eijiro- ¿Los héroes los ayudan?
-Es más para la seguridad, pero sí, todo va en orden y en tiempo.
-Mas te vale -contestó Katsuki- tienes que honrar a Inari como se debe, así te darán un trabajo fijo.
-Lo sé, tranquilo, daré lo mejor de mí, en una semana verán todo lo que hice.
-Ahí estaremos- reconfortó Eijiro- todos iremos.
-¿En serio?
-Claro que sí - contestó Katsuki- es tu primer trabajo ¿qué clase de padres seríamos si no vamos?
-Tienes razón, me esmeraré aún más entonces -se limpió las lágrimas- Los extraño mucho…
-Y nosotros a ti - Eijiro trató de no llorar- Todo valdrá la pena, pequeña, podremos ver todo lo que haces siendo admirado por miles de personas, eso es lo que importa, que conozcan a la Shin que amamos.
-Shintai -habló Katsuki- tú siempre quisiste hacer algo con tu arte, enseñar al mundo lo que es un verdadero artesano y ahora lo estás logrando… No tienes porque extrañarnos cuando estás cumpliendo tus sueños, sigue adelante, nosotros siempre estaremos detrás cuando voltees.
-Los odio- sorbió su nariz- me educaron muy bien… Gracias… Por todo.
-No agradezcas.
-Te amamos, niña de las nieves.
-Y yo a ustedes, recuerden el 8, ¿Okay?
-No lo olvidamos.
-Te veremos en los Tori.
Fin.
Canción de inspiración: Never grow up.
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Mes Kiribaku 2023 (Taylor's Version)
FanfictionRecopilación de mis historias para este mes, inspiradas en canciones de Taylor Swift. Habrá diferentes temáticas, pero las más recurrentes serán fluff y angst. Se mencionarán diferentes ships, pido respeto. Personajes de Kohei Horikoshi. Portada po...