Día 6 - Aburridos

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Advertencia de contenido: mención de asesinatos, sangre. Universo alternativo (Villanos)

Japón orgullosamente era uno de los países con los mejores héroes, pero del otro lado de la moneda, también tenía los villanos más infames. La comisión y la policía no se podía dar abasto con los nuevos casos delictivos, sangre que comenzaba a invadir las calles. ¿Cómo podía ocurrir algo así con su pedigree heroíco? se preguntaran; todo comenzó con el aburrimiento de cierto rubio con fama de pirómano y un pelirrojo con manos más afiladas que cuchillos.

Bakugo Katsuki, a.k.a. Ground Zero, tenía la vida resuelta, de día, un excéntrico anarquista que explotaba edificios enteros por mera diversión y de noche, un ladrón de guante blanco, que vendía las más costosas piezas artísticas al mercado negro. A pesar de ello, últimamente lo sentía más una rutina que un momento para ser él mismo, estaba muriendo por algo que lo hiciera salir de su lujoso penthouse, algo que no fuera un robo o incendio insignificante, ¿Cómo podía llamarse el dios del caos sin crear uno de verdad? Sentía que estaba perdiendo el toque.

Cuando creyó que el fastidio podría acabar con su reinado, su nueva musa llegaría al pueblo. Un nuevo villano que iba ganando popularidad rápidamente, sus contactos en el mercado le empezaban a temer, diciendo que era una bestia, tanto por su físico como por sus actos. Recabó información, observándolo y mandando a sus lacayos a entrevistar a quien tuviera la mala fortuna de encontrárselo.

Kirishima Eijiro, a.k.a. Blood Riot, un asesino a sueldo ligado a la familia Yakuza de Chiba. Efectivamente era una bestia, el sujeto medía 1.95 y estaba más que fornido, además de liderar la venta de armas antiguas para el mismo público objetivo de Zero. Por años había solucionado los problemas de sus jefes, ensuciándose las manos no sólo con sangre, hartándose con la facilidad que resultaba su trabajo, empezó a involucrarse en las demás áreas de su familia. Utilizando su don no sólo para cortar gargantas (literalmente) si no también para demás encargos y atracos. Pero nada lo motivaba ya, ganarse un nombre comenzaba hacerse tedioso, estaba aburrido de la carnicería y lo fácil que ahora era provocar pavor a las personas, además de que sus ventas subían cada día más, se volvía estúpidamente rico sin necesidad de mover un dedo. Un día le informaron que un tal Ground Zero lo buscaba, conocía al sujeto por sus extravagancias en las noticias, así que por supuesto que llamó su atención.

Llamó a su equipo para sacar toda la información posible, incluido su domicilio; jamás creyó que alguien tan explosivo, en su carácter y acciones, podría significar un cambio en su rutina. Definitivamente serían un buen juguete para entretenerse por un tiempo.

Así se corrió la voz, estaba dispuesto a jugar con él, Zero apostaba que podía robar exitosamente cualquier pieza de su inventario, en menos de 24 horas. Si ganaba tendría de invitado para la cena a la montaña que era el pelirrojo, si perdía, sería su subordinado por un año. Riot rió a carcajadas después de tanto tiempo sin hacerlo. No había pasado ni una semana cuando el ladrón recibió una carta aceptando dicho reto; mismas condiciones, mismas reglas y adjuntando el objeto en cuestión que debería hurtar. Definitivamente el aburrimiento se había acabado; que los juegos comiencen.

Como era de esperarse, Ground Zero era el mejor en su trabajo, para la medianoche del día acordado, enviaba al mercenario una fotografía (más incitadora de lo que debería) de él con el arma en su posesión. Blood Riot se puso en contacto a primera hora la mañana siguiente, acordaron la locación de la devolución del arma (un par de Jutte del período Edo) y su primer encuentro.

-Ground Zero -saludó cordialmente besando su mano- Tan excepcional como sus robos.

-Hm, quién diría que un salvaje como usted tendría tan elegante porte.

-Si no le importa, me encantaría volver a jugar con usted.

-Será todo un placer, me tomé la molestia de adelantarme con mi siguiente atraco, ¿Está listo para ello?

-Para usted, cuando sea.

No hacía falta decir que la química entre ellos dos no trajo una especie de coqueteo retorcido, porque todo el país fue testigo de ello. Se retaban a hacer destrozos que superaran al del otro, Zero le regalaba piezas invaluables de su colección privada, le dejaba “cartas de amor” con cada detonación provocada por sus granadas personales, esas que abastecía con su don. Por su parte Riot se encargaba personalmente de su competencia y deudores, le dedicaba sus triunfos en su club de peleas clandestino, hasta promocionaba su mercancía con sus clientes. Quedaba claro que estaban locos por el otro, tanto que esta intensidad los llevó a la cama más de una vez.

Regresando al presente, nadie se atrevía a mencionar los nombres de la pareja más peligrosa de todo Japón, ni siquiera para incumparlos en crímenes que claramente habían realizado. Todos temían a la fuerza y brutalidad de Blood Riot, al mismo tiempo que temblaban por la furia e ingenio de Ground Zero. Por separado eran una amenaza crítica, juntos eran imparables, nada ni nadie les hacía frente. Para ellos no veían nada mejor, se conservarán para siempre, eran ellos dos contra el mundo (literalmente) y nada más. Era mejor que estuvieran listos para ellos, porque se quedarían un buen rato más.

Fin.

Canción de inspiración: Ready for it?

Mes Kiribaku 2023 (Taylor's Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora