capitulo 6

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"He surcado abismos sin final
Desatandome con tus caricias
Curame esta herida
Y sálvame sin prisa
Soñemos cada despertar
Aunque dure lo que dura un vals
Y al fin nos hunda el mar"

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Punto de vista de Jenna.

Hoy había día libre, los jugadores necesitaban descansar. Óliver había ido a ver al filial jugar el derbi y luego Navalmoral a ver a su familia, por lo que en casa solo nos quedamos Cache y yo, el cual estaba deprimido desde la derrota en Barcelona, ya que los goles, fueron tres errores claros de él.

—Cache, está bien que estes deprimido por lo del Barça, pero es que llevas una semana haciéndome ver Titanic y estoy empezando a odiar a Leo Di. —dije mientras observaba al chico argentino sonarse los mocos con un pañuelo.

—Jenna, ¿Querés que hablemos de tu vida? —suspiré.

La verdad es que tengo cero ganas. Después de mi beso con Lucas todo se había vuelto más extraño o al menos sólo yo me sentía así, porque él estuvo corriendo detrás mía.

Para colmo llevo desde el viernes con un gripazo impresionante, más mocos que una fábrica de mocos y fiebre, vamos que estoy para el arrastre, por lo que ayer no asistí al partido contra el Mallorca, el cual ganamos 2-0. Tampoco pude ir a la fiesta de cumpleaños de Bryan.

Un sonido proveniente del móvil de mi amigo nos sacó de la conversación.

—¡Ouh, Match en Tinder! —fruncí el ceño cuando se levantó del sofá.

—¿te has hecho Tinder?

—Sí, necesito darle amor a mi cuerpo.

—Te oigo por las noches.

—dejá de poner la oreja.

—¡deja de hacer tú ruido, que dormimos pared con pared!

—ay, a ver si echás un buen polvo. ¡Llama a Lucas!

—¡VETE A LA MIERDA, MONTIEL! —grité con mi voz ronca debido a la infección de garganta que esta mierda de gripe me había provocado.

Al rato volvió Goncha perfectamente perfumado.

—¿Me puedo ir tranquilo o querés que me quede a cuidarte? —dijo el argentino.

—Vete, no te aguanto más.

Mi amigo me sonrió y se marchó por la puerta mandándome un beso de lejos, porque no se quería acercar a mí por si le pegaba la gripe, deja deja que no estamos para jugadores con gripe, que esta semana hay Europa.

Me pasé lo que quedaba de mañana viendo Titanic, como ya estaba puesta no iba a quitarla, la verdad que es que me encontraba como una mierda, puta gripe.

Llamaron al timbre y me levante abrir la puerta a duras penas, quería volver rápidamente al sofá a taparme con ochenta y nueve mil mantas. Detrás de ella descubrí a mi argentino favorito el que sin decirme nada entró en casa.

—Mirá, te traje Frenadol, paracetamol y un mucolitico que me tomé yo la semana pasada, es mano de santo. —dijo poniendo todas las cosas encima de la mesa, sonreí.

—¿Qué es esto? —dije riéndome.

—Lucas Ocampos, tú enfermero veinticuatro horas.

Me sentí feliz de que fuera él la persona que siempre estaba dispuesto a cuidarme.

—Tus compañeros de casa son horribles y ni uno se quedó a cuidarte, así que he tenido que venir yo a hacerlo.

Y así hizo, estuvo todo el día cuidándome, controlando mi fiebre, mis estornudos y me hizo de comer, me hacía recordar a cuando vivimos juntos, siempre estuvo tan atento a mi, que me recordaba una y otra vez a por qué estaba enamorada de él.

—Lucas. —le llamé quitando su atención de Fast & Furious 9. —¿Por qué eres así conmigo?

—¿así como?

—Así de atento.

—porque te amo.

Y aunque tenía gripe y solo quería amputarme la nariz, le besé y a él no le importaba al parecer porque me siguió el beso, la pregunta no fue más que una excusa para estar segura de que él también quería ese beso, el que íbamos subiendo de intensidad por cada chasquido.

—pará Jen, estás enferma.

—Sí, ya puedes vacunarme. —nos echamos a reír ambos porque era el clásico comentario que yo siempre había hecho en estos momentos de intensidad.

—vos siempre tan tú.

—tú siempre tan mi debilidad... —dije acercándome a sus labios una vez más.

Creo que me curé y todo esa misma tarde, que todo lo que necesitaba era estar piel a piel con Lucas, necesitaba sus caricias sobre mí y sus besos por mi espalda, acariciando el alma del uno y del otro, dos almas que habían pasado cinco meses llenos de pena, habíamos perdido un hijo, él había perdido su fútbol, y nos habíamos perdido a nosotros. Pero eso quedó atrás esa tarde que estuvimos juntos, queriéndonos.

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HOLAAAAAAAA. 

Vaya vaya Jen. Me parece que alguien se está dejando llevar demasiado. 

Volvemos a leernos pronto. 

ig: ememarrr

Corazón Que Miente -Lucas OcamposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora