𝟎𝟎𝟕 // 𝐔𝐧 𝐂𝐮𝐫𝐬𝐨 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬

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A la mañana siguiente Severus acompañó a Lily al Gran Comedor para que no le hicieran bromas en los pasillos, pero grande fue su sorpresa cuando dentro del Gran Comedor y frente a todos los profesores y demás colegios varios pasteles salieron disparados hacia la joven embarrándola de pastel, los pasteles no fueron cargados con magia para ocultar la identidad de los creadores si no que esos mismos alumnos habían arrojado los pasteles con sus propias manos mientras el resto de sus compañeros reían por la apariencia y reacción de Lily quien se sentía bastante humillada.

– ¡Silencio!– todos los alumnos callaron al escuchar gritar a Severus Snape por primera vez quien pronto se tranquilizó– Ustedes cinco van a tener castigo con el señor Filch y conmigo a diario por los próximos 3 meses– los autores de la broma que eran Parkinson junto a Crabbe y su amigo volteaban a ver a Lily con burla mientras un par de gemelos tenían otros dos pasteles en mano.

Los gemelos lanzaron los otros pasteles en dirección a Snape pero un estruendo producido por varias copas de vidrio estallando los hizo asustarse y que los pasteles terminaran frente suyo mientras cientos de pequeños vidrios les causaban heridas superficiales al ser disparados hacia ellos, Severus volteó hacia Lily y ella ya no estaba junto a él.

Rato más tarde Severus encontró a Lily perdida en un pasillo aún cubierta por pastel y llorando, la volvió a llevar al baño y al terminar cuando salió limpia la llevó a su clase de DCAO y la dejó junto a Theodore Nott en la fila de adelante sabiendo que al menos él la defendería si la llegaran a molestar.

Lily sacó su ejemplar de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección y todo el salón guardó un silencio poco habitual mientras esperaban a que llegara el profesor. No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre.Entrevieron la garra en que terminaba su pata de palo, que sobresalía por debajo de la túnica.

– Ya guarden sus libros– gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella– No los necesitarán para nada.

Todos guardaron sus libros en sus mochilas emocionados, Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciarlos nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

– Bien– dijo cuando el último de la lista hubo contestado «presente»– He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya son bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Ya estudiaron los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Hubo un murmullo general de asentimiento.

– Pero están atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentarse a maldiciones– prosiguió Moody– Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñarles a tratar con las mal...

– ¿Por qué, no se va a quedar más? —dejó escapar Ron. El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa.

– Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no?– dijo Moody– Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.

Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.

– Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñarles las contramaldiciones y dejarlo en eso. No tendrían que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estén en sexto. Se supone que hasta entonces no serán lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de ustedes y piensa que pueden resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepan a qué se enfrentan, mejor. ¿Cómo pueden defenderse de algo que no han visto nunca? Un mago que esté a punto de lanzarles una maldición prohibida no va a avisarles antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tienen que estar preparados. Tienen que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando.

𝑶𝒕𝒓𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒕𝒖... // 𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒖𝒔 𝑺𝒏𝒂𝒑𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora