𝙏𝙃𝙀 𝙁𝙍𝙀𝙉𝘾𝙃 𝙆𝙄𝙉𝙂 || 𝙔𝙐𝙆𝙄𝙀𝙍𝙍𝙀

23 || Anthoine

— Yuki.. — llamó el monegasco entrando en la habitación.

Se acercó al chico, quien yacía recostado entre las blancas sábanas de la cama. Al llegar con el, se sentó a su lado, viendo cómo este tenía sus ojos rojos de tanto haber llorado.

— Hey, has estado aquí todo el día, tienes que comer — pidió Charles — los chicos quieren felicitarte por el cachorro, te fuiste demasiado rápido, no pudieron saludarte.

— Quiero quedarme aquí — soltó.

— Se que estas mal, yo también sentiría horrible si Carlos no volviera pero debes seguir, si no lo quieres hacer por ti hazlo por el bebe, él necesita a su madre — intento razonar.

El menor se cubrió completamente con las cobijas, intentando refugiarse de todo, no quería salir, sabía que verlos a todos con sus parejas y no ver a la suya le haría más daño.

— Por favor, come algo — dijo el ojiverde con voz triste para después irse, cerrando la puerta de nuevo.

Se sumió en los sueños, cerrando sus ojos por lo que quedaba del día.

Al día siguiente volvió a quedarse en su habitación, intentando buscar el aroma de su alfa. Sentía a su omega débil, llorando por su pareja, si bien el haber estado meses sin el, saber que posiblemente no regresaría le dolía aún más.

Los dos primeros días de octubre se la paso ahí, en cama sin hacer nada, Charles había intentado hablar con él, sin embargo, cada que entraba, Yuki se hacía el que dormía, de verdad, no quería hacer nada.

No fue hasta el tercer día del mes que aquel ser dentro suyo quiso nacer.

Se había estado moviendo buscando una posición cómoda, su omega estaba ansioso, removiéndose de un lado a otro, hasta que sintió un líquido saliendo de él.

Se levantó de inmediato, caminando con pesadez hasta la puerta, donde los guardias que vigilaban cerca lo vieron, llevándolo de inmediato donde el doctor Leroy.

— Charles, Charles — llamó Carlos con su niña en brazos, no la había soltado desde que llegó.

— ¿Mh?

— Despierta ángel, Yuki va a tener al bebé — no hizo falta más, el monegasco se levantó de golpe.

— Vamos.

Al llegar al consultorio ya estaban los otros ahí, era muy temprano, las 4:32 a.m. para ser exactos. Mick dormía acurrucado en brazos de Lewis mientras Max intentaba tranquilizar a Sergio, era otro de sus cachorros por lo que era comprensible el porque se sentía tan ansioso.

Charles y Carlos se sentaron junto al resto, el mayor cargaba a la bebe mientras el ojiverde se recostaba en su hombro, se había dormido muy tarde alimentando y tratando de hacer dormir a la cachorra por lo que aún estaba muy cansado.

Habían decidido no irse del castillo hasta que Pierre volviese, y de no ser así, seguramente Charles haría hasta lo imposible por llevarse a Yuki con él a España o Mónaco, dejando el trono en manos de la familia del alfa.

Pasaron horas sin saber del japonés, Leclerc seguía durmiendo, mientras que Mick y Sergio jugaban con la pequeña, el aroma y la sonrisa de Pérez al estar con la ojiverde era de lo más hermoso a ojos del neerlandés. Sin duda su chico amaba a los cachorros.

— ¿Carlos? — habló adormilado el monegasco.

— Aquí estoy ángel — acaricio sus cabellos.

— ¿Donde esta Céline? — preguntó mientras abría los ojos, había notado que el aroma a miel de la niña no estaba ahí.

— Tranquilo, está con Mick y Sergio — respondió suave.

— Altezas — llamó una enfermera, ganado la atención de todos — Pueden pasar a ver a Yuki.

De inmediato se pusieron de pie, Checo aún cargando a Céline.

El primero en entrar fue Charles, notando como Yuki mantenía a un pequeño envuelto en cobijas en sus brazos.

Cubrió su boca al ver la dulce imagen, Tsunoda sonreía mientras miraba a su cachorro.

— ¡Yuki! — gritó entrando Mick.

— Hola a todos — dijo sin dejar de sonreír el japonés.

Schumacher se acercó al ojirasgado, mirando a un niño de ojos azules y cabellos negros cubierto por sábanas de seda.

— Tiene los ojos de Pierre — hablo suave el japonés, queriendo llorar al ver los hermosos orbes azules que poseía su cachorro.

— ¿como lo llamaras? — preguntó el alemán.

— Anthoine. Es un nombre que a Pierre le gustaba mucho — sonrió.

— El volverá Yuki — bramó Sainz, quien estaba a un lado de su omega, abrazándolo.

— Eso espero — una lágrima salió de sus ojos.

Gracias por leer
Bye bye

— SaiLec..Ren