0: Prólogo

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Tokyo, la ciudad más conocida de Japón se encontraba en una muy mala reputación gracias a la aparición excesiva de seres deformes y grotescos que se reían y volvían más fuerte gracias al miedo de los humanos agregando que también se alimentaban de estos...

Apesar de eso, la humanidad supo como lidiar con ello, tenían que defenderse y lo hicieron pero no cualquiera podría hacerlo, solo los hombres y las mujeres más habilidosas y fuertes podrían lidiar con tales criaturas... O tal vez los más desquiciados, así se fundó la famosa organización de SP (Seguridad Pública) dónde envían a los mejores cazadores para encargarse de los demonios que aterroriza y devoran a la gente. Los demonios digamos que no se querían mucho entre ellos, así que al percatarse de que los humanos podían ser bastante peligrosos alguno que otros usan eso como cartas a favor para unir fuerzas con ellos... Esto llamado contratos, la forma de pactar era simple pero catastrófica: Ellos le daban alguna habilidad suya y los humanos debían de dar algo ellos, un brazo, parte de la piel, uñas, dedos, o en casos más extremos... Años de vida...

Ahora mismo, se encontraban dos personas en la azotea de un edificio, un hombre joven y una mujer también joven, sentados mirando la gran ciudad de Japon con un silencio y brisa tranquilizantes, ni uno de ellos hablaban hasta que escucharon el grito de ayuda de alguien...

- Ya es hora... - Dijo una mujer pálida de pelo blanco y un parche en su rostro, tal vez consecuencia de algunas de sus batallas o por algo aún más interesante.

- Ah... Y yo que estaba tranquilo disfrutando de nuestra conversación - Dijo un hombre de pelo negro con varios objetos afilados encima suyo bromeando y levantándose de dónde estaba sentado mientras se estiraba - ¿Quieres que vaya yo? No creo que sea un problema para ninguno de los dos - Dijo mirando a la peliblanca que prendía un cigarrillo mientras su expresión no parecía cambiar.

- Cómo quieras, de todas formas alguien tiene que informar a la jefa - Dijo levantándose y yendo por la puerta del edificio.

- ¡Entendido! - Dijo para así saltar del edificio tirándose hacia un demonio de tamaño preocupante y apariencia de gusano...

Fue sacando una de las espadas de su espalda y se preparó para caer con un ataque fulminante sin que la criatura se percate de ello.

- ¡YO! ¡EL DEMONIO GUSANO ME LOS DEVORARE A TODOS! ¡TEMAN ANTE MI! - Dijo riendo mientras desde arriba alguien le decía "¡Aquí arriba!" - ¿Eh...? - Giro en dirección a la voz que escucho.

El hombre cayó arriba del demonio hincando la espada que empuñaba cayendo y cortando todo el cuerpo del gran gusano que agonizaba de dolor mientras su cuerpo se abría para así trepar en su cabeza y apuñalarlo haciendo que caiga sin vida.

- Ufff, admito que me cague al caer sin pensar... - Dijo sacándose el sudor de su frente debido al susto que se pegó.

- ¡Kishibe...! - Dijo la mujer peliblanca caminando hacia él mientras apagaba su cigarro.

- ¡Quanxi...! ¿Ya vienen para aquí? - Dijo sacando la sangre de su espada y guardandola en su funda.

- Si, tardarán unos minutos en llegar... ¿Esta cosa abierta era el problema? - Dijo viendo el cadáver del demonio.

- Si, míralo... Pobre desgraciado - Dijo acercándose a dónde estaba su compañera.

En eso la criatura se empieza a mover con suma dificultad y avista a los dos cazadores...

- ¡¿Q- Quienes son?! - Dijo mientras la sangre salía a borbotones de lo que parecía ser su boca.

- Vaya falta de profesionalismo Kishibe... - Dijo mirando a la criatura aún viva.

- ¡Oye! ¡Vi que cayó y no se movía! ¿Que iba a saber yo? - Dijo cruzandose de brazos mirando a otro lado.

- ¡RESPONDAN! - Hablo con lo que le quedaba de fuerza.

Los dos dejaron de discutir para mirar en silencio a el demonio que se encontraba desfalleciendo. Kishibe sonrió antes esto mientras que la llamada Quanxi saco otro cigarro y lo prendió para así darle uno a su compañero quien le pidió fuego sin decirle palabra alguna.

 Kishibe sonrió antes esto mientras que la llamada Quanxi saco otro cigarro y lo prendió para así darle uno a su compañero quien le pidió fuego sin decirle palabra alguna

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- De todas formas no nos recordarás... - Dijo el pelinegro pisando la cabeza de la criatura...

La pregunta a todo esto es... ¿Cómo fue que comenzó la amistad de estos dos...?

Más adelante lo veremos....

LETHAL MAN: KISHIBE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora