12. Harry is Back.

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Un mes. Un eterno mes en donde Harry Styles simplemente desapareció de la faz de la tierra, donde dejó su pelo crecer mucho más de lo que estaba crecido, donde no se preocupo en lo absoluto por su apariciencia y donde se la paso la mitad del tiempo recostado en su cama mirando una foto de su hija, y la otra, con Louis intentando que se alimente con algo que no sea agua.

En algún momento de ese mes, Harry se sentó frente a la mesa de la cocina y con un cuaderno y un lápiz, comenzó a trazar líneas y letras, tratando de hacer un dibujo, algo que representara a su niña. Al final del mes, Harry tenía el boceto de un corazón de verdad con un banner que llevaba las iniciales de su hija: A.L.S.

Bañado, bien vestido, con anteojos en los ojos y el pelo recogido en una coleta, salió de su casa siendo seguido por una pequeña cantidad de fotógrafos que lo habían estado esperando por mucho tiempo. Se subió a su Mustang y partió rápido hacía el centro de Paris.

Louis debía estar en el trabajo, ya que eran las diez de la mañana, y él tenía tiempo para poder realizarse el tatuaje que quería e ir a buscarlo para poder ir a almorzar y tal vez, recuperar su empleo.

Apenas piso la tienda de tatuajes, la mujer de rojo cabello lo miro con una ceja alzada puesto que lo conocía y lo veía por lo menos cada dos meses cuando llegaba a hacerse algún tatuaje sin significado para la mayoría de ellos. Amélie sonrió luego de darle una mirada de esas que darían miedo sino fuera porque la conocía desde hace unos años.

-¡Pero si no es nada más ni nada menos que el modelito! – gritó Léonard a su costado - ¡Hombre! ¡Por fin apareces! Ya comenzaba a preocuparme. ¿Cómo has estado? –

-Sí, eso niño. Hemos visto las noticias... La gente estuvo muy pendiente de ti – dijo Amélie acercándose a él - ¿Podemos ayudarte en algo? –

-Pueden hacerme un tatuaje – se encogió de hombros – No creo que sea muy complicado – tomo la billetera de sus pantalones ajustados y de allí saco el boceto que había hecho –

-No hijo – le respondió Léonard mirando el papel – No lo es... Pero si quieres color en él, tardará más –

-Tengo que ir a buscar a alguien, pero como es a las dos, tienes unas cuatro horas para hacerlo –

-Me basta y sobra niñato – rió Léonard – de paso, me contaras sobre eso de lo que todos hablan, ¿Huh? –

-Está bien –

Léonard Boissieu era un francés bastante introvertido que solía escuchar a sus clientes cuando estos lo necesitaban. ¿Por qué? Los tatuajes tienen historias. Siempre. Y no importaba cuan estúpidos parecían ser, siempre había algo detrás de ellos: un recuerdo bonito, alguien que debía ser recordado, la canción que más te hacía sonreír cuando te sentías mal, un familiar, un recuerdo malo. Siempre, una historia. Y los tatuadores, hacían su trabajo mientras que sus clientes decían como se sentían. Harry, obviamente no era la excepción.

A lo largo de los años en los que vivió en Francia, su relación con Léonard y Amélie se fue solidificando, y ya que estos no eran exactamente unos jóvenes de veinte años, podía decirles que los sentía como a unos segundos padres, incluso si estos no estuvieran en una relación; había aprendido a conllevarse con estos dos y alguno de los otros tatuadores que trabajaba en el local, pero nadie tocaba su piel más que Léonard.

Entonces, le conto sobre Louis, Alexia, sus padres, Gemma y demás cosas, y durante todo ese tiempo, muchos sentimientos lo hicieron llorar mucho más que el dolor de la aguja que pintaba su pecho. Se sentía tan confundido con respecto a Louis y la forma en la que ese chico le gustaba. La forma en que le gustaba besarlo, tocarlo o abrazarlo. La forma en que lo miraba y era mirado. Y por sobre todo, se sentía tan confundido por como Louis lo estaba tratando: él no pedía que vuelva al mundo de la moda ya, solo se sentaba a esperar, lo abrazaba y lo hacía comer. ¿Cómo no quererlo? Después de todo, había estado para él durante ese largo y duro momento.

Shake a Leg and Model. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora