Locura y grandeza son dos caras de la misma moneda y se dice que cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta la respiración para ver de qué lado caerá.
Visenya Targaryen, la hija "bastarda" de Rhaenyra
La...
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123 d.c
...Algunos escritos relatan que la hija mayor de Rhaenyra fue descrita como la "Reina Visenya Renacida" al pelear en la justa organizada en su nombre y ganarle al príncipe Aemond después de derrotarlo tres veces en la arena de combate.
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EL CASTILLO DE MAREA ALTA no solía ser tan silencioso y oscuro como ahora. Las tensiones entre los dos bandos serían más delgadas después de aquella noche, donde todo cambio, tanto como para las familias que como para Visenya.
Ella no creía la idea de que todo podría perderse en un segundo, porque nunca lo había sentido, hasta aquella noche cuando cruzó la delgada línea de marcada por el destino, fueron suficientes unos segundos para caer en la locura que caracterizaba a sus antepasados.
La división de su familia no fue lo que la hizo perderse y cometer aquel acto, no, porque ella se encontraba del lado correcto. Su perdición fue lo que ella menos se esperaba, algo que ella no podría dejar pasar por alto sin importar que aquella persona fuera especial, porque para ella, primero era su familia y luego los demás, primero sus hermanos y padres, ellos están por sobre todos.
El rugido imponente de un dragón la hizo elevar la vista hacia el cielo, divisando en la oscuridad de aquella noche, la figura de un dragón, no uno normal, como el de sus padres o hermanos.
Era el dragón que protagonizaba y atormentaba su sueño.
Vhagar.
—¿Pero que carajos...?
Fue lo único que abandono su boca al momento de ver la persona montada en su lomo. No fue difícil reconocerlo, por su cabello platinado y la baja estatura, además de que era el único de sus tíos que no tenía un dragón y estaba tan obsesionado por tener uno, sin importar que.
Llegando al punto de intentar domar a Balerion años atrás.
Ella agradecía el no haberse cambiado de ropa y antes de salir de su habitación, solo tuvo que tomar sus guantes para montar y asegurarse de que su daga siguiera en el bolsillo de su cinturón. No la iba a utilizar, era en caso de una emergencia.
