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—¡Hola, mami!

El fuerte azote de la puerta delante de mis narices me hizo dar un respingo, moviéndome de mi posición.

Me deslicé por la ventana del pasillo, saliendo a la escalera de emergencias para entrar al que fue mi cuarto hace unos años atrás.

—Buenas noches—saludé entrando al salón, asustada por su reacción.

—Me tienes abandonada—dijo notoriamente enfadada.

—Lo siento mucho. Es que si no estoy trabajando estoy...

¿Cómo le explicaba que no tenía tiempo para verla porque la picadura de una araña radioactiva me dio poderes sobrehumanos y ahora tengo que combatir contra villanos mutantes y reducir la tasa de delitos en la cuidad?

—Prometo intentar sacar más tiempo para tí, mami.

—Mi niña—tomó mis mejillas entre sus manos, mirándome con esa ternura que siempre me daba—. Haces tanta falta aquí desde que se fue tu padre...

Desvíe la mirada. A penas había pasado un año desde aquello, y todavía no podía lidiar con el sentimiento.

Sobre todo porque fue mi culpa no haberlo podido salvar a tiempo.

—Sé que es difícil—acaricié sus manos—. Pero saldremos adelante.

Si pudiera vendría a vivir con mi madre, pero a duras penas podía mirarla a la cara desde el incidente.

Una alerta policial de delito saltó en la radio. Iba a dejarlo pasar, pero parecía realmente grave.

—Mami, me tengo que ir.

—Pero...

—¡Dejé la cocina prendida!—me dirigí a la ventana con prisa.

—¡Ven a visitarme cuando puedas, cariño!—escuché gritar bajando las escaleras.

Me columpié hasta el edificio de al lado, sacando la máscara y quitándome la ropa para dejar a la vista mi traje.

•••

—Buenas noches, caballeros—recorrí las patrullas de policía por encima—. Espero que estén teniendo un buen servicio.

—¡Spider-Woman!—gritó enfurecido.

—La misma—guiñé un ojo al capitán, haciendo un saludo al pasar por su lado—. ¡Nos vemos, Watanabe! Siempre me he preguntado si en otro universo existirá una versión femenina de él—hablé conmigo misma—. Tiene que ser linda.

Llegué al interior del edificio, pero un silencio abrumador cargaba el ambiente.

Me eché a un lado cuando mi sentido arácnido me avisó, encontrándome con el responsable de tanto pánico.

—¿Un escorpión gigante de metal?—ladeé la cabeza al ver sus colores extraños—. Es como... ¿Si no fuera de aquí?

Me preparé para atacar cuando se abalanzó sobre mí, pero una música ruidosa hizo que ambos buscásemos su origen.

No entendía nada. ¿Otro Spidey? Pero este era Spider-Man, uno con guitarra.

Mis ojos se abrieron con sorpresa al ver cómo soltaba, del instrumento, rayos de diversos colores contra el villano, haciéndole daño y provocando que se metiera bajo tierra.

—¡Eso sí fue una entrada cool!—habló con energía.

—¡Increíble, bro!

—¡Chicos, atentos!

Miré hacia arriba, habían dos Spideys más, uno de traje negro y detalles rojos y una Spider-Woman de traje blanco y negro con detalles rosas.

El escorpión volvió a salir a la superficie, rompiendo el suelo que se encontraba entre el Spider-Man con pinchos en la cabeza y yo.

Aunque parecían estar de mi lado, no podía bajar la guardia con esos tres. Tenía que encargarme del villano primero.

Le lancé una telaraña para acercarme, pero esquivé su aguijón al ver un líquido verde y fluorescente gotear de él.

—Veneno—fruncí el ceño.

Analicé mi alrededor, habían varios escombros a causa de su desastre. Podía aprovecharlos.

Comencé a balancearme por el aire, esquivando los ataques venenosos que me lanzaba. Tomaba las piedras pesadas con mis telarañas, girando en el aire para ganar impulso y lanzarlas contra el escorpión de metal.

Conseguí noquearlo, y tras eso, lo envolví de telarañas para inmovilizarlo.

—Eso sí que fue cool.

El Spider-Punk se estaba acercando demasiado, así que lancé una telaraña cerca de sus pies como advertencia para que no continuara avanzando, haciendo que levantara sus manos en señal de rendición.

—¿Quiénes sois vosotros?—miré a los tres con sospecha.

—Tranquila—habló la Spider-Woman mientras encarcelaba al villano en una especie de burbuja de prisión extraña—. Somos de los buenos.

—Es difícil de explicar...—miré al Spider-Man de traje oscuro.

—Somos de otra dimensión—dijo encogiéndose de hombros el primer Spider-Man.

—A lo mejor sí dejé prendido el gas—susurré—. ¡Tengo que despertar, estoy teniendo alucinaciones!

Tiene sentido del humor—rió el segundo Spider-Man.

—¿Me has entendido?—alcé las cejas.

Yo también hablo español. Mi nombre es Miles—me tendió la mano.

Miré la mano y después su máscara, todavía no estaba segura de acceder a conocerlos. A lo mejor eran unos lunáticos.

—Chicos, Miguel dice que volvamos enseguida.

—Me ha dejado colgado...

—Y tenemos que llevarla a ella también.

—¿Qué?—retrocedí cuando me señaló.

—Oh, no te preocupes—el chico se apoyó en su guitarra—. El señor solo está cada vez más cerca de los cuarenta, no se lo tengas en cuenta.

—Oye—levanté mis brazos—. Si tenéis que largaros a vuestra... dimensión, solo hacedlo y ya.

—Sí, pero tienes que venir con nosotros—la chica se acercó.

—No pienso ir—dije más seria.

—Eso es.

—Hobie, no ayudas.

—Qué bueno, porque... ¡Esta chica va contra el sistema! Me gusta.

—"Traedla a como de lugar"—Spider-Man dos parecía repetir las palabras de alguien mientras me miraba.

Los tres se miraron entre sí, pero solo dos de ellos comenzaron a acercarse.

—¿Me vais a secuestrar? Qué poco originales.

Esquivé sus telarañas y, en un rápido movimiento, corrí hacia el chico, deslizándome por el suelo para enganchar sus pies con seda y dejarlo colgando boca abajo. Envolví su cuerpo rápidamente para inmovilizarlo.

Me agaché, esquivando la mano de la chica, que quiso agarrarme, gracias a mi sentido arácnido. Tiré de su brazo, derribándola frente a mí y sellando su cuerpo en el suelo.

—¡Gwen!—gritó, tratando de liberarse de la telaraña.

—Wow, qué mujer—la chica me miró desde abajo.

Estaba a punto de girarme hacia el último Spider-Man cuando sentí un golpe fuerte y seco en la cabeza que me hizo caer al suelo.

¿Me acaba de golpear en la cabeza con la guitarra?

|| AMOR A PRIMER GUITARRAZO || HOBIE BROWN/SPIDER-PUNK X LECTORA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora