09

1.3K 149 18
                                    

—¿Te encuentras bien?—Miles me dio palmaditas en la espalda—. Pareces cansada.

—Tranquilo, mi niño, solo he estado durmiendo mal estos días—golpeé mi frente contra la mesa de la cafetería—. Descansaré en cuanto pueda.

—No te sobreesfuerces. Y si necesitas a un compañero como apoyo...—se señaló a él mismo con énfasis—. ¡Aquí estamos para servir!

—Eres tan tierno—solté un quejido—. Pareces irreal.

—¿Eh?

—Buenos- Oh, _____, estás...—me analizó con la mirada.

—Buenos días, Gwen—levanté mi mano vagamente.

—Ahora entiendo por qué Miguel te está buscando.

—¿Me busca?

—Sí. Creo que quiere darte el día libre.

—No, no necesito el día libre, estoy bien.

—No, no lo estás—dijeron ambos a la vez.

~______, querida—Lyla se proyectó frente a mí—. Miguel te necesita en su despacho.

Me levanté de mala gana, bufando con desesperación para salir de la cafetería después de despedirme de mis compañeros.

Sentía mi cuerpo tan cansado que a penas era capaz de atender a las conversaciones de mi entorno, hasta que choqué contra alguien, cosa que me hizo desestabilizarme y despertarme de golpe.

—Disculpa, no miraba por donde... Hobie.

—Continúa, escucho tus disculpas, linda—me miró con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Una noche complicada?—preguntó después de observarme mejor.

—Algo así—suspiré—. Si me disculpas, tengo que ir a ver a Miguel.

No alcancé a avanzar unos cuantos pasos cuando sentí a Hobie caminar a mi lado.

—No me mires así—me sonrió de lado—. Alguien tiene que asegurarse de que la favorita del dictador llegue a sana y salva a su despacho. Quién sabe lo que podría pasar si algo le sucede.

—Eres realmente malo poniendo excusas.

Estaba de muy pocos ánimos para hablar, y agradecía que Hobie lo entendiera porque tampoco sacaba tema de conversación. Incluso sentía el ambiente algo cargado.

—Buenos días—saludé mientras veía la plataforma de controles bajando con lentitud—. Lyla me mandó llamar.

—Así es—saltó de la plataforma, acercándose a mí—. Estás hecha un asco.

—Muy agresivo—me crucé de brazos—. Supongo que sabes el por qué.

—Por eso te daré el día libre.

—No lo necesito.

—_______—me miró severo.

—¡No eres mi padre!

El silencio era ciertamente abrumador. Hobie se preguntaba de qué era exactamente lo que estarían hablando, pero podía imaginarlo gracias a que la chica hablaba en su idioma.

—¿Por qué eres tan terca?

—Pasar tanto tiempo contigo parece ser que me afecta.

—No lo creo—miró al guitarrista de reojo.

—Mira, no voy a tomarme el día libre, punto. Fin de la discusión.

—Como quieras—le dio la espalda para volver a su trabajo.

|| AMOR A PRIMER GUITARRAZO || HOBIE BROWN/SPIDER-PUNK X LECTORA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora